José Lunar Rey y Encarnación Mellado Ginés se conocieron en Huelva, de donde eran oriundos. Era José Lunar un teniente de la guardia de asalto a quien a finales de los años 20 trasladaron a Barcelona, ciudad donde se marchó junto a su esposa --maestra de profesión--, y sus cuatro hijos: Encarnación , José , Mariquita y Manolo . Era entonces aquella una vida muy feliz hasta que todo se truncó un buen día cuando la tragedia dejó marcada para siempre a la familia.

Ocurrió que pasada la guerra civil a José lo mataron. Pero ahí no quedó todo. Pocos días después Encarnación también falleció recién cumplidos los 14. En ese mismo periodo murió Mariquita a consecuencia de una embolia y a Manolo, con apenas 3 años, le ocurrió lo mismo. A aquella madre, ya con tan solo un hijo y despojada de modo irracional del resto de su prole, no le quedó más camino que el de la locura. Lo dejó todo, todo lo abandonó, deambuló sin destino y pocos días después se encontraron muerta a aquella mujer a la que la vida, desgraciadamente, no le había sonreído.

José, entonces con apenas 15 años, se quedó al cuidado de sus abuelos paternos: Andrés y Eufrasia , que con mimo velaron por él. José encontró en la carrera militar una salida laboral después de que para policía no diera la talla porque era muy bajito. Estuvo primero en Barcelona hasta que por azares de la vida lo destinaron a Cáceres, donde fue cabo de tambores porque la música era la pasión en la vida de José Lunar.

Fue en Cáceres donde conoció a la que luego se convertiría en su mujer: Beatriz Pardo Leno , hija de Rufino y de Emeteria , que eran a su vez padres de otros cinco hijos: Pedro , Reyes , Juliana , Amelia y Estanislao . Cuando se conocieron, Beatriz era cocinera del teniente Villarroel y una de sus hermanas era la niñera en esa misma casa. Beatriz se había quedado viuda de su primer marido, Félix González , cuando el hijo de ambos, Félix González Pardo , tenía 10 meses. José y Beatriz se casaron, felices, enamorados, José cuidó y quiso a Félix como a los otros dos hijos que tuvo con Beatriz: José y Encarnación , cuyo nombre tuvo su aquél: Era muy amigo José de un ingeniero, militar, llamado Francisco y que tenía 10 hijos, todos ellos varones. Francisco siempre le decía: "Mira José, como yo no tengo hijas, si algún día tú tienes una y le pones mi nombre, te pago el bautizo".

15 días de bautizo

En esto nació Encarnación y el bueno de José no pudo por menos que recordar a su malograda madre cuando tuvo entre sus brazos a la niña. De modo que al acudir al registro puso por nombre a su hija Encarnación. Pero José tampoco podía fallarle a Francisco, de manera que cuando llegó la hora de bautizar a la pequeña y el cura preguntó por el nombre de la niña, raudo contestó José: "Se llamará Francisca". La fiesta del bautizo se prolongó durante 15 días.

La familia vivía entonces en el número 5 de la calle Numancia. Tenían una habitación y cocina y baño compartido hasta que se trasladaron al número 1 de la calle Caleros donde vivían en una casa con un zaguán muy grande en el que José se dedicaba con fervor a sus ensayos. Tal emoción causaba entre el vecindario oirle tocar que hasta las puertas de su vivienda se espetaban los vecinos, sentados en sus sillas, esperando a que José les deleitara con las más fabulosas melodías.

Porque José Lunar era todo un maestro, un genio capaz de hacer música con cucharas y tenedores o con el batidor que utilizaba para hacer las tortillas de patatas. "¿Cómo queréis hoy la tortilla, con o sin música?", preguntaba José a sus hijos. "¡¡¡Con música!!!", coreaban al unísono los chiquillos embargados por la emoción. Y José convertía la cocina en la más bella fiesta de acordes jamás imaginada. Y si veía que sus hijos se habían portado bien, allá que les preparaba como regalo unas deliciosas tortillas de azúcar, inolvidables a partir de entonces para el paladar de sus vástagos.

Y es que era un buen músico José Lunar, amigo de grandes artistas, como Manolo Escobar , que el día que vino a Cáceres a actuar en la plaza de toros acabó comiendo, junto a sus hermanos guitarristas, sopa de tomate en la casa de José. Porque José tocaba la batería, la caja, la corneta y hasta el piano en una academia de música que había en la calle Pizarro. Y eso que José era sordo de un oído, un impedimento que jamás puso freno a su talento y que desarrolló en las múltiples orquestas de las que formó parte: Orquesta Los Angeles, Orquesta Alegría, Orquesta Sol...

Con ellas recorría los pueblos de la provincia: Arroyo, Aliseda, Malpartida... y acudía a cientos de bodas cuando las bodas se celebraban en la calle, lugar donde se ponían unos tablones para la comida y el vino y acudía medio pueblo y era un día de felicidad garantizada para todos. También tocaba en las bodas de los hoteles de Cáceres, en el Ara, en La Rosa... y siempre junto a sus infatigables compañeros de viaje: Fructuoso Sansón , que era ciego (su esposa también lo era y tenían tres hijos), Tomás , Juan , Manolo , Joaquín , José ...

La vida era feliz en aquel Cáceres de Caleros en el que José Lunar ahorró el dinero suficiente para comprar uno de los primeros televisores que llegó a la calle. Muy cerca de su casa de Caleros estaba la panadería de la Romualda , las patatas El Gallo, era habitual toparse con El Nano (que decía "primo" a toda la gente)... En la calle Caleros vivían Tomás , que era maitre del hotel Alcántara, y la señora Emilia , y el señor Julián , y el carbonero (que se llamaba Francisco )...

De la calle Caleros la familia se trasladó nuevamente a la calle Numancia. Al lado residían Wenceslao y Cesárea , a quienes los hijos de José llamaban Lalo y Lala . También vivían allí la señora Julia , había un barbero que tenía 10 u 11 hijos y que trabajaba en la residencia de ancianos de Peña del Cura, y una matrona que se llamaba Lucía .

Pasaron los años y la nueva residencia familiar fue la calle Martín Cerezo, donde también vivían la tía Emeteria , y la tía Fausti , que era modista y que cosía a mucha gente de Cáceres. La tía Fausti se casó con Justo , que fue uno de los tenderos más famosos que hubo en la capital. Justo era uno de esos tenderos que te llevaban el ajuar a casa: las sábanas, los cobertores, las cortinas, las toallas, los colchones... todo lo que te pudieras imaginar lo tenías de la mano de Justo, que mantenía un acuerdo con los grandes comercios de la época, Mendieta entre ellos, compraba el producto y lo revendía luego por las calles que tuviera asignadas: Caleros o Martín Cerezo eran algunas de las que se ocupaba Justo.

El teléfono

En Martín Cerezo pasaba a diario el camión de la basura, y a su paso salías de casa, con tu cubo y tu basura, y la depositabas en aquel camión y aprovechabas el momento para departir con los vecinos sobre cómo te había ido el día. Era aquel un barrio muy bonito, donde estaba igualmente la tienda de comestibles de Herminio , que como disponía de teléfono medio barrio acudía a su negocio. "¡¡¡Fulano, mengano, que te llaman!!!", gritaba Herminio, que salía a la puerta, te daba una voz y te avisaba de la llamada. Era Herminio muy buena gente, en su tienda podías comprar o fiado o normal. Normal significaba que pagabas en el acto, fiado suponía que cuando ibas a hacer la compra pagabas la que te habías llevado el mes anterior.

Entretanto, la afición musical de José era irrefrenable. Convirtiose José en un incondicional de las bandas. Tocaba con la banda municipal, con la de los legionarios, con la de los romanos, con la del Nazareno, y no había procesión que se le resistiera. Acudía siempre a la de la Madrugada. A las cinco de la mañana empezaba con el tambor y en el barrio la gente iba detrás de él, en pijama o en bata, o vestido de calle, como surgiera. Pero nadie se perdía aquel espectáculo porque José era el mejor doblador que tenía la ciudad: lanzaba los palos de su tambor a lo alto y los cogía luego en el aire. Redoblaba el tambor José con absoluta maestría, tanto que hasta tocó en una película protagonizada por Carmen Sevilla .

El tiempo pasó y los hijos de José fueron encaminando sus vidas. Félix trabajó en una fábrica de maquinaria agrícola en Bilbao, donde reside. Se casó con Elena y es padre de tres hijos: Javier , César y Silvia . José trabajaba en una fábrica de astilleros, también en Bilbao. Se casó con Pilar y fue padre de tres hijos: Juanjo , Jorge y Minerva . Encarnación, dedicada al gremio de la hostelería, tiene cuatro hijos y cuatro nietos: Beatriz , casada con Juan y padres de Yanira y de Alejandro ; Samuel , casado con Ana y padres de Ariadna y de Samuel ; y Angel y Patricia .

Rubio y de ojos azules, José Lunar se ganó algunos motes como el Mona o El Chiquinino y todos en Cáceres le querían, porque José Lunar era el rey de las orquestas: tocaba rock, jazz, y era un enamorado de Machín . Una repentina trombosis cerebral le quitó la vida a los 62 años. Pero antes, le dio tiempo a tomar la mano de su querida Beatriz para decirle "Te quiero". Entonces cerró los ojos y murió.