Para responder de un delito contra la salud pública, por el que el Ministerio Fiscal solicita una pena total de 18 años de prisión, se sentaron ayer en el banquillo de los acusados una madre y sus dos hijos. A Encarnación V. R., y sus hijos Juan Carlos y José Antonio G. V., de 25 y 27 años respectivamente, se les acusa de vender droga en la casa materna, situada en el barrio Nueva York de Coria.

En dicha vivienda, y tras la realización de un dispositivo de vigilancia durante más de un mes, agentes de la Guardia Civil incautaron el pasado 23 de marzo 346 papelinas de droga, con un peso de más de 40 gramos, y un valor superior a los 5.000 euros; y dinero en metálico.

En el juicio, celebrado ayer en la Audiencia Provincial, Juan Carlos, el menor de los hermanos, se declaró culpable. Reconoció que vendía droga en la casa de su madre, en la que él también residía, pero aseguró que ni ella ni su hermano José Antonio lo sabían. Ante su declaración de culpabilidad, su abogado solicitó la prisión, pero rebajándose de los 5 años que pide el fiscal a 3, "por su colaboración".

Su hermano José Antonio, que también por tráfico de drogas, y junto a su padre Jesús Francisco G. G., ya fue condenado a 4 años de prisión el pasado 18 de marzo, negó haber vendido droga en la casa de su madre.

También negó la acusación su madre. Esta aseguró que nunca ha vendido droga y que no sabía que lo hicieran sus hijos, aunque reconoció que sospechaba que su hijo Juan Carlos vendía droga. "Juan Carlos sí, pero José Antonio no", afirmó con rotundidad. Aseguró, asimismo, que no estaba en casa cuando los agentes de la Guardia Civil entraron en ella e incautaron más de 345 papelinas de droga.

Los abogados de ambos pidieron para ellos la absolución.

LOS TESTIGOS Las declaraciones de la madre fueron desmentidas por los testigos. Los agentes de la Guardia Civil afirmaron que estaba presente en el registro y también cuando numerosos toxicómanos acudían a la casa a comprar. "Su comportamiento incluso nos hacía sospechar que hacía tareas de vigilancia, pues era habitual verla asomada a la ventana, sobre todo cuando ya sabía que estábamos haciendo un seguimiento y servicios de vigilancia", señalaron.

También los toxicómanos que declararon en la vista reconocieron que, en algunas ocasiones, la madre estaba presente cuando sus hijos, uno u otro indistintamente, les vendían papelinas, "pero ella nunca daba la droga ni la cobraba", matizaron.