Juan Carlos Fernández Rincón: «La noche que me enteré que iba a ser el pregonero, no dormí»

-¿Cuándo comenzó su vínculo con la Virgen de la Montaña?

-Desde que llegué a Cáceres. Pasaba la procesión por debajo de mi casa, en Gabriel y Galán, y ahí me vinculé. Me hice hermano, etcétera, hasta ahora, que soy vicemayordomo. Pero estuve muchos años fuera, porque tuve diez destinos antes de volver a Cáceres, en 1995.

-¿Y cómo llevó esa vinculación en la distancia?

-Intentaba coger permisos para ver la bajada de la virgen o cargar, pero no era fácil, porque no es una fiesta que coincida con otras y venirte de Málaga, por ejemplo, un miércoles, pues era complicado.

-¿Soñó en algún momento con ser el pregonero de la Virgen dela Montaña?

-Nunca, jamás. Siempre he tenido ilusión, pero nunca imaginé que la propia cofradía me nombrase.

-¿Y cómo fue?

-El mayordomo nos dijo en octubre, «traed un nombre para pregonero del año que viene». Uno de los de la junta dijo, «yo propongo al vicemayordomo» y los demás, «y yo», «y yo». Y salí por unanimidad.

-¿Y qué sintió?

-Sentí una cosa...no dormí o dormí fatal, porque quise hacer el pregón esa noche, casi lo planifiqué, luego lo he ido moviendo.

-¿Y nos puede adelantar de qué va a hablar en el pregón?

-Tengo tres o cuatro espacios diferentes: de la relación de la virgen con Cáceres, de la relación de la virgen conmigo y del porqué de los mantos. Y la presentación, porque el pregonero es presentado, la va a hacer el coronel Enrique Martín Benardi, subdelegado de Defensa en Cáceres.

-¿Qué es mejor, la bajada o la subida de la virgen?

-La subida tiene la tristeza de los cacereños porque se la quitan, la bajada es la alegría, siempre hay más gente, es más emocionante.

-¿Hay algo más popular en Cáceres que la Virgen de la Montaña?

-No. El Womad tiene más repercusión a nivel nacional, pero como representación del pueblo cacecereño, como la Virgen de la Montaña, ninguna.