La noticia cayó como una bomba en el tranquilo Cáceres de finales de los 60. Y Juan Guerrero estaba allí para contarlo. San Mateo se preparaba para una boda que nunca se celebraría. Los invitados y el novio fueron puntuales, pero la novia no apareció. Los murmullos eran cada vez más evidentes, hasta que un familiar de la prometida se presentó en la iglesia para anunciar que, en el último minuto, ella se había arrepentido.

Guerrero lleva haciendo fotos desde 1958. Sus cámaras han inmortalizado miles de bodas, como una de San Mateo que ofició Vicente Castro. "El cura pidió puntualidad a la pareja. El novio, que trabajaba en Alemania, se enfadó. Le dijo que fichaba a las siete y que jamás llegaba tarde. Qué casualidad, que ese día se presentaron 15 minutos tarde. Cuando entraron a la iglesia la misa había empezado y en la homilía, ¡el cura les echó una bronca monumental!".

Aunque por su objetivo han pasado desde Fraga a Imperio Argentina, no olvidará el enlace en la iglesia de Fátima. "Primero se casaron los padres, y luego bautizaron al niño de 4 años".