Cáceres, 20-1-1936. Ingeniero industrial ya jubilado que se marchó de la ciudad en 1953. Pero no la ha olvidado.

--Lleva muchos años fuera de Cáceres. ¿Con qué edad se marchó?

--A los 17, en 1953, para estudiar en Madrid la carrera de Ingeniero Industrial. Luego comencé a trabajar en la Compañía Sevillana de Electricidad en 1962. Vivo en Granada.

--¿La echa todavía de menos?

--Sí, pues desde joven sentí especial predilección por Cáceres, por su ciudad antigua, por su historia local, por sus viejas piedras. Me hubiera gustado poder indagar más en su esencia, pero las ocupaciones y la familia me han impedido poder acercarme más veces a disfrutar de algo que no es fácilmente explicable.

--¿Cómo era aquella ciudad de los años 50?

--Una tranquila capital de provincia casi desconocida, casi olvidada. La vida en esa época fue de gran disfrute. Tal vez entonces aprendí a entender mejor ese conjunto medieval, que es capaz de transportar a uno en el tiempo; tuve la suerte de coincidir con unos amigos extraordinarios con los que pasaba horas aprendiendo cosas del Cáceres antiguo, sin perder oportunidades de cultivar aficiones musicales e iniciar una vida afectiva con la que sería mi novia, y después mi esposa, Rosi.

--¿Qué se le pasa por la cabeza cuando regresa ahora, aunque sea ocasionalmente?

--Recuerdos de los compañeros del Colegio San Antonio de Padua, la Semana Santa, ensayos de una rondalla, serenatas a la luz de la luna rondando a las novias, e incluso en los bancos de piedra de San Mateo, viendo amanecer...

--Vive en una ciudad muy turística. ¿Qué faltaría aquí para explotar más ese aspecto?

--No conozco las iniciativas que Cáceres está realizando ahora. Por ello, lo que diga será demasiado teórico. He visto una buena labor de conservación de monumentos, esa muralla almohade, por ejemplo; hay que seguir en ello: ajardinar terrenos colindantes, limpiarla de viviendas adosadas, localizar miradores desde donde se puedan contemplar cómodamente perspectivas de la urbe medieval. Señalizar monumentos informando de su historia y méritos artísticos, establecer visitas guiadas, paseos al casco viejo, visitas concretas a palacios, iglesias, museos, etc. con la ayuda de la Universidad, divulgar obras históricas o costumbristas, un premio de novela histórica con Cáceres como escenario. Y el AVE.