Madrid, 8-6-1974. Un discreto observador de la realidad cacereña desde su trabajo como enfermero.

--Llegó a Cáceres desde Madrid siendo niño ¿Ha cambiado mucho la ciudad?

--30 años es mucho tiempo y claro que ha tenido cambios esta ciudad, aunque no al mismo ritmo de otras de este país. Da la sensación de que nos hemos quedado un poco atrás.

--¿Qué es lo mejor y lo peor que le ve?

--La gente con la que trabajo y viene de fuera me dice siempre lo mismo la gran calidad de vida que tiene esta ciudad. Y creo que es verdad, aquí se vive realmente bien. Lo peor, sin duda, es la escasa oferta de ocio que tiene. Y creo que vamos a peor cada año.

--¿Qué le falta para promocionarla más?

--Por lo general creo que Cáceres y el cacereño nos vendemos mal y poco, todo ello amparado por ese supuesto complejo de inferioridad que siempre hemos tenido respecto a otras ciudades. Potenciar puntos fuertes como la parte antigua o algunas tradiciones ayudaría todo ello acompañado de una fuerte inversión y una mejora de la oferta hotelera.

--¿Es un buen sitio para un enfermero. ¿Qué tal le va laboralmente?

--No es buen sitio. Las ofertas de trabajo escasean y se reducen a periodos vacacionales como navidades o verano. Incluso en los dos últimos años estas ofertas han disminuido bastante En lo personal no me puedo quejar. Desde que termine la carrera no he dejado de trabajar y en los últimos 13 años desempeño mi trabajo en el mismo centro y con bastante estabilidad laboral.

--¿Es un gremio más femenino, no?

--Absolutamente. Aunque hoy en día cada hay más enfermeros y sinceramente en el día día no tenemos una percepción tan acusada de esta realidad sin duda evidente.

--Su auténtica pasión es el deporte ¿Cómo ve el momento de los clubs de Cáceres?

--Pues son el fiel reflejo de la situación actual que vivimos. En una ciudad con escaso tejido empresarial, los espónsors escasean y las ayudas públicas se han reducido considerablemente. Ahora bien, no criticaré nunca a sus directivas. Se juegan su patrimonio y tienen todo el derecho a confeccionar las plantillas más o menos económicas que puedan. Si estoy de acuerdo bien, y si no, mi forma de protestar es no sacándome el abono o no acudiendo a los partidos.