El cura Juan Carlos M. T, detenido el pasado viernes por la policía acusado de, presuntamente, abusar sexualmente de menores ha salido esta mañana de los calabozos de la comiaría de Cáceres en dirección a los juzgados, donde tras pasar a disposición judicial y declarar, el juez ha decretado su puesta en libertad sin fianza con la obligación de acudir a declarar al juzgado los días 1 y 15 de cada mes así como una medida de alejamiento sobre dos personas.

Es la última hora de una noticia adelantada por EL PERIÓDICO EXTREMADURA. La función pastoral del cura de Arroyomolinos, detenido el viernes por presuntos abusos a menores, no estaba relacionada con niños. Los hechos fueron presuntamente cometidos en la capital cacereña, donde reside de manera habitual el párroco y donde ejerció el sacerdocio durante al menos tres años. El cura, Juan Carlos M. T., de unos 45 años y natural de Ceclavín, fue vicario de pastoral de la parroquia San Pedro de Alcántara y después el sacerdote de la residencia geriátrica Ciudad Jardín. Sin embargo, según confirmaron ayer a este diario fuentes del obispado, su función siempre estuvo ligada a los adultos; los encargados de las catequesis en la parroquia cacereña eran el cura titular y los catequistas asignados, él oficiaba las misas de difuntos en el tanatorio de San Pedro de Alcántara y daba cursos con adultos. En la residencia geriátrica de Cáceres también estaba relacionado con personas adultas principalmente.

El obispado muestra su "profunda consternación" por los hechos que presuntamente haya podido cometer el sacerdote, "cuando se espera de él una conducta ejemplar conforme al Evangelio que predica". Por el momento la diócesis ha tomado la decisión de apartarlo del sacerdocio como medida cautelar hasta que concluya el proceso judicial. La parroquia de Arroyomolinos seguirá siendo atendida provisionalmente por el vicario de pastoral, hasta que se nombre un nuevo sacerdote.

El cura ya se encuentra en el juzgado de Cáceres. Nada ha trascendido de cómo se sucedieron supuestamente los hechos, ya que el caso se encuentra desde el viernes, día de la detención, bajo secreto de sumario.

La diócesis se enteró del arresto por la llamada de algunos vecinos de la localidad cacereña de Arroyomolinos de Montánchez, que avisaron alarmados de lo ocurrido. Después fue la propia policía la que se puso en contacto con el obispado para comunicar de manera oficial la detención. Por el momento la policía no ha requerido documentación a la diócesis, ni si quiera le ha comunicado los delitos que se le acusan. Aún así el obispado se ofrece a colaborar con la justicia en todo lo que sea necesario.

El arresto se produjo durante la mañana del viernes. Como adelantó ayer El Periódico Extremadura, agentes de la Policía Nacional se personaron en el municipio cacereño de Arroyomolinos para analizar primero las cuentas que el párroco tenía en el banco. Acto seguido se dirigieron a la casa parroquial, donde el cura residía cortos periodos de tiempo. Llamaron a la puerta pero él, que se encontraba en el interior, no quiso abrir. La policía necesitó la ayuda de un matrimonio de la localidad, que tiene buena relación con él y poseía las llaves de la vivienda, para poder acceder al interior y proceder a su detención.

La noticia pilló por sorpresa a todo el pueblo. El cura, que había sido destinado allí en octubre del 2014, ha mantenido desde el principio una buena relación con los vecinos, que le definen como una persona normal y que había conseguido la implicación de los habitantes en las actividades de la iglesia. Se había acercado sobre todo a los más jóvenes. En el municipio nunca notaron nada extraño del párroco con los menores de edad de la localidad. De hecho, como informó ayer este diario, los presuntos abusos que cometió se desarrollaron en la capital cacereña. De momento no ha trascendido si ocurrieron cuando ejercía de sacerdote en la parroquia San Pedro de Alcántara o en otro periodo de tiempo --cabe recordar que el cura, a pesar de que el último año y medio ejerció en Arroyomolinos, residía de manera habitual en Cáceres--.

SORPRESA EN CACERES En la capital cacereña tampoco se explican lo sucedido. El sacerdote titular de la parroquia en la que estuvo destinado en Cáceres, que fue su compañero durante tres años, le define como una persona normal y asegura que nunca notó nada extraño en el comportamiento del cura. Este sacerdote sí apunta que en el entorno de la parroquia San Pedro de Alcántara jamás se escuchó nada relacionado con estos presuntos abusos. Ninguno de los fieles que acuden a menudo a esta iglesia le ha comunicado nunca que hubiera tenido algún problema con este párroco. De ahí que ayer no diera crédito a lo ocurrido.

Juan Carlos M. T., el sacerdote detenido, solía pasar largas temporadas en casa de su madre, que estaba enferma, hasta que falleció hace unos meses. Este hecho afectó mucho al párroco. En el entorno del tanatorio, donde ofició durante años las misas de difuntos, le definen también como una persona "alegre y excepcional". Ellos tampoco notaron nunca nada fuera de lo normal en el comportamiento de este cura.