Un error en el servicio de una tintorería ha acabado en el banquillo. Todo ocurrió cuando una clienta llevó a limpiar un traje de dos piezas de una conocida firma. Lo había comprado por 700 euros para una boda y solo se lo había puesto una vez. La falda, de tejido de algodón, apareció impregnada de otro color porque al parecer, según sostiene la clienta, había sido lavada con una prenda que se destiñó. El juez le dio la razón a la usuaria.