El Centro de Acogida de Menores Julián Murillo, de Cáceres, cerrará previsiblemente en el 2007, después de más de 20 años de actividad en la ciudad, según confirmó ayer a este diario el director general de Infancia y Familia de la Junta de Extremadura, Javier Alonso de la Torre. El Julián Murillo, cuyos orígenes hay que buscarlos en los antiguos centros de beneficiencia de la capital cacereña, es una institución encargada de la atención a niños de 0 a 6 años que se encuentran en situación de desamparo y desprotección. En la actualidad cuenta con 70 trabajadores que atienden a 23 niños.

Este centro pertenece a la diputación, que en el año 1988 suscribió un convenio de colaboración con la Junta en virtud del cual el personal del mismo pasaba a depender funcionalmente de la Consejería de Bienestar Social, aunque su dependencia orgánica seguía siendo responsabilidad del gobierno provincial, institución que sufragaba las nóminas de los trabajadores.

Alonso explicó que "la previsión es que a partir del 2007 la diputación denuncie el convenio, de manera que el acuerdo al que se llegó en 1988 dejará de estar en vigor". El director general indicó que a partir de ese momento, el edificio y el personal del centro revertirán de nuevo a la diputación y "la dependencia funcional del personal a la Junta dejaría de existir".

Por tanto, según Javier Alonso, el uso que actualmente se le está dando al Julián Murillo "cesaría en esa fecha también y dejaríamos de dar uso al centro como centro de acogida". El director general subrayó que la diputación "ha considerado oportuno no continuar con el convenio".

Dijo que existía una posibilidad que pasaba porque "el personal fuera asumido por la Junta", pero el gobierno regional no ha estimado "que fuera una necesidad hacerse cargo de esos trabajadores puesto que con los recursos existentes en la región se puede dar una respuesta perfectamente eficaz a la demanda. Hacerse cargo de un personal así porque sí, sin que hubiera una necesidad de ese recurso no se ha considerado oportuno", reiteró el director general.

Cuando desaparezca el de Cáceres, los niños serán atendidos en un nuevo centro que se construye en Badajoz y en el de Valcorchero (está en Plasencia).

TRANSFERENCIAS Por su parte, el presidente de la Diputación de Cáceres, Juan Andrés Tovar, recordó ayer que la decisión de no renovar el convenio se adopta teniendo en cuenta que las transferencias en esta materia las lleva la Junta, igual que ha ocurrido con el Psiquiátrico de Plasencia y sucedió en su día con el Hospital Provincial de Cáceres.

Tovar pidió a la consejera de Bienestar Social, Leonor Flores, que recapacite antes de adoptar una decisión de cierre del centro. "Espero --insistió el presidente-- que de aquí a final de legislatura la Junta valore el no cerrarlo porque es un centro con una gran tradición y con unos buenos profesionales. Creo que quedan más de dos años por delante --reiteró Tovar-- para que se valore un poquito. Y eso es lo que yo le he comentado a la consejera, que se valore, pero no podemos esperar al último día".

Por eso, la diputación ha remitido ya un escrito a la consejería para que decida. "La institución provincial --dijo Tovar-- está con el ánimo de colaborar con la Junta, pero una cosa es colaborar y otra es que tengamos toda esa plantilla a nuestras espaldas". El presidente recordó que este mismo caso sucedió con un centro de menores de Badajoz, que se mantuvo abierto puesto que la Junta puso su personal y los empleados de la diputación pasaron a otros centros provinciales.

"Lo último que queremos --insistió Tovar-- es que cierren el centro, pero si la consejera decide cerrarlo, ese es un tema suyo". En este sentido, el presidente planteó dos opciones, una que la Junta pague a la diputación el coste de ese personal, y otra, que el gobierno regional "ponga su personal, como en Badajoz".

Eso sí, pase lo que pase, Tovar dejó claro que el futuro de los trabajadores está asegurado y si el centro cierra, pasarán a otras dependencias de la diputación y, si es preciso, se les reciclará con cursos. De los 70 trabajadores, 66 son de la diputación y cuatro de la Junta, que pasarían a otros centros de la comunidad.

Mientras, desde UGT también se pidió a la Junta que reflexione. El sindicato consideró una "injusticia" la decisión, "más por los niños que por los trabajadores". Recordó que ya en su día cerró el García de Paredes y dijo que el Julián Murillo cumple un papel destacado. Estimó que Cáceres merece un centro como este y se refirió a la situación estratégica del mismo, en la ronda de San Francisco, junto al hospital San Pedro de Alcántara, un centro escolar y la Casa de la Mujer. UGT alabó el trato recibido por la diputación, que ha convocado reuniones informativas, y mostró su pesar "porque la Junta no nos haya dicho nada".

El ministro Martín Villa inauguró en 1981 el Julián Murillo siendo presidente de la diputación Jaime Velázquez (UCD). Debe su nombre al pediatra cacereño Julián Murillo y por él han pasado más de 600 niños. Antes de este centro existieron otros, también dependientes de la institución provincial desde 1835 como la Casa Cuna, La Milagrosa, La Inmaculada o el Colegio San Francisco.