El jurado popular ha declarado inocente al acusado de acabar con la vida de su mujer en agosto del 2017 en Arroyo de la Luz. Tras tres días de juicio y poco más de tres horas de deliberación, el tribunal ha hecho público este jueves su veredicto en el que, por unanimidad (está formado por siete hombres y dos mujeres), acreditan que, en base a las pruebas testificales y periciales, no es posible probar que el acusado portara el cuchillo cuando su mujer, Sofía Tato, recibió la herida mortal en el pecho. «Las pruebas y relatos no concluyen que Santiago Cámara produjese la herida mortal», ha dicho exactamente el portavoz del jurado.

El tribunal considera además que antes de que comenzara la agresión no hubo ninguna discusión entre ambos. Descartan, por tanto, que Sofía Tato actuara en defensa propia cuando comenzó el ataque. Por el contrario creen, tal y como ha declarado el acusado, que Santiago Cámara se encontraba en la cama cuando su mujer le despertó a cuchilladas (tenía 16). Después se produjo un forcejeo entre ambos que terminó con la muerte de Sofía Tato. Lo que no consideran probado es que el acusado le llegase a quitar el cuchillo en mitad de esa pelea.

El tribunal está convencido, en base a las pruebas forenses que así lo acreditan, de que todas las heridas que presentaba el acusado se las hizo su esposa con el cuchillo que portaba. Desmonta así la versión de la acusación particular, que ha defendido que algunas de esas lesiones se las hizo él mismo.

Tampoco creen que Santiago Cámara le propinase varias patadas en el cuerpo a la fallecida cuando estaba tendida en el suelo casi muerta, como dice su familia. Para demostrar este extremo, afirmó el portavoz del jurado, se basan en la prueba de los forenses, que aseguran que en el cuerpo de Sofía Tato no había señales de este tipo de lesiones. Sí consideran, en cambio, que el acusado actuó en todo momento en legítima defensa, «con mucho miedo y afán de supervivencia».

Por todo ello la Audiencia Provincial de Cáceres emitirá ahora una sentencia absolutoria. La acusación particular estudiará ahora si presenta recurso. Al terminar la sesión el acusado se fundió en un emotivo abrazo con su abogado, Emilio Cortés. «Es una sentencia procesal muy triste porque hay una víctima fallecida, dos niñas huérfanas y un hombre absuelto para el que nunca la vida volverá a ser igual. Es la primera vez que en que un acusado absuelto llora de pena y no de alegría», dice el letrado.