El jurado ha declarado "no culpable de los delitos de homicidio y asesinato" al Policía Nacional de Plasencia que el 13 de agosto del 2004 causó la muerte de un disparo, durante una persecución, a un conocido delincuente de la ciudad. Sobre las tres de la tarde de ayer, tras dos días de juicio y casi siete de deliberación, el jurado popular dio a conocer su veredicto y la presidenta de la Sala, en el mismo acto, in voce , dio la sentencia, absolutoria para el policía.

Adrián Gregorio Pérez, de 52 años y hoy, tras 30 años en el Cuerpo de la Policía Nacional, jubilado por incapacidad a causa de las secuelas psíquicas que le produjo el suceso por el que ahora ha sido juzgado, es inocente. Cuando causó la muerte de Jesús Cáceres Cerro, un conocido delincuente de 45 años, y en base al veredicto del jurado, no tenía intención de matarle, fue un hecho accidental.

El declaró que perseguía a El Susi por tener una orden judicial de búsqueda y captura y, que éste, pese a sus innumerables órdenes de alto, no se detenía e incluso le agredió con una navaja. Dijo, también, que montó su arma y que ésta, ante un movimiento instintivo que hizo de defensa cuando el delincuente se volvió repentinamente hacia él para volver a agredirle, se le disparó alcanzándole en la cabeza. Su abogado, al respecto, argumentó en el juicio que la pistola, que era normal que el policía después de haber sido agredido y al ser considerado El Susi un delincuente peligroso, la tuviera preparada, debió dispararse cuando su cañón chocó con la cabeza del fallecido, al llevar el policía el dedo en el gatillo.

PROBADO La versión de este funcionario del Cuerpo Nacional de Policía, apoyada por las declaraciones de testigos y peritos, parece haber sido considerada probada por el jurado, ya que las cinco mujeres y cuatro hombres que lo integraban, prácticamente por unanimidad, han declarado probado que Adrián Gregorio "no fue a buscar a Jesús Cáceres de forma deliberada, sino que cumplía órdenes"; que tras el disparo "auxilio al herido, taponándole la herida de la cabeza con un trapo, pese al peligro que suponía para su integridad física", ya que él tenía dos cortes en el brazo y Jesús Cáceres tenía sida; que los testimonios de los funcionarios de la Junta de Extremadura que presenciaron los hechos "coinciden en todo con la versión dada por el acusado, excepto en la distancia que había entre perseguidor y perseguido en el último momento", algo que han considerado se debió a "estar bastante alejado del lugar del suceso el edificio de la Junta en que se encontraban "...

Y, con todo, "No hemos encontrado ninguna prueba que demuestre la intencionalidad del disparo", concluyeron, como un hecho fundamental.

Su veredicto ha coincidido con lo planteado por los abogados de la defensa y del Estado. Y es que no han estimado que el policía disparara en legítima defensa, como mantenía el fiscal, que le acusaba de un delito de homicidio pero pidió la libre absolución por estimar que actuó en legítima defensa, sino que han determinado que el arma se le disparó accidentalmente, lo que deja a Adrián Gregorio Pérez libre tanto de responsabilidad penal como civil. Es inocente de cualquier delito y, además, no se pagará indemnización alguna a la familia del fallecido --la acusación pedía 600.000 euros--.

Tras conocer el veredicto, el acusado y su mujer, sin poder contener las lágrimas, se abrazaron y fueron felicitados por numerosos agentes de policía que esperaban fuera de la Sala.