El Juzgado de lo Penal Número 2 ordena ahora que vuelva a investigarse a Pasadena Copas por el caso de los ruidos de La Madrila. Lo hace a petición de la Fiscalía, después de que uno de los vecinos declarase en el juicio que también se vio afectado por los ruidos que emitía este local de copas (el establecimiento ya no está en funcionamiento). Este bar estaba en un principio incluido en la querella criminal que presentó Cacereños Contra el Ruido, de hecho fue uno de los que cerró la Audiencia Provincial de forma cautelar. En él los técnicos de la Junta de Extremadura realizaron también mediciones de ruido; en cambio, tras realizar varias investigaciones se archivó la causa contra el mismo y se le excluyó de la querella presentada.

La reanudación de las investigaciones contra Pasadena Copas se ordena después de que una de las vecinas declarara en el juicio que le afectaban los ruidos de este local. El Ministerio Público solicitó entonces al juzgado que se investigase su testimonio. Esas averiguaciones han derivado en la apertura de una nueva causa contra este establecimiento por un posible delito de contaminación acústica, el mismo por el que han sido condenados a penas de prisión once hosteleros de La Madrila. A partir de ahora comenzará la instrucción del caso, que podría terminar en la apertura de un juicio oral o, de nuevo, en el archivo de la causa.

Por otro lado el juzgado también solicita que se inicie un proceso contra el presidente de la asociación Cacereños Contra el Ruido, Fernando García Figueroa (en el auto del juzgado se le llama señor Sánchez Polo por error), por un posible delito de falso testimonio. Lo hace a petición también del fiscal y de la defensa de la exalcaldesa Carmen Heras, porque en el juicio declaró que cuando Heras fue alcaldesa acudió a varios plenos para hablar de los problemas de La Madrila. Sin embargo en las actas que aportó el secretario se detalla que intervino en cinco sesiones plenarias en las que había hablado sobre la situación de los libreros y del problema de las aguas fecales de la avenida Virgen de la Montaña, donde él regenta una librería; pero según estas actas nunca se refirió a La Madrila.