El cabecilla de un clan que se dedicaba a traficar con droga en Plasencia será juzgado mañana por un delito de tenencia ilícita de armas, al haber encontrado la Guardia Civil en un registro realizado en el interior de uno de sus vehículos un arma de guerra. También se juzgará a la dueña del coche, aunque el usuario habitual era él.

Los registros se realizaron en el marco de la operación Camocho, cuando fueron detenidas trece personas acusadas de distribuir heroína y hachís en Plasencia y el Valle del Jerte. En aquel momento el juzgado autorizó la inspección de nueve domicilios (ocho en Plasencia y uno en Cabezuela).

Precisamente en el garaje del ahora acusado se encontró un vehículo de la marca BMW. Cuando los agentes de la Guardia Civil procedieron a la apertura del mismo hallaron en su interior un subfusil de guerra de la marca 'Walther MPK', del calibre 9 milímetros, así como su cargador. El uso de este arma está prohibido para particulares. También encontraron una pistola con cargador de la marca 'Reck' y del calibre 6,35. Llevaba la inscripción 'Made in West Germany' y figuraba como sustraída en la base de datos de la Guardia Civil. Hallaron asimismo munición y un revólver con tambor para seis cartuchos; según el informe pericial estaba manipulado y modificado en el cañón, por lo que se trata de un arma cuya fabricación, tenencia y uso está prohibida.

Por estos hechos el Ministerio Público solicita que se imponga a ambos acusados la pena de diez años de prisión por un delito de tenencia ilícita de armas, así como que les sea prohibida su posesión durante doce años.

ESTA EN PRISION El cabecilla del clan, que será juzgado mañana en la Audiencia por esta causa, fue condenado por este mismo órgano a cinco años y medio de prisión por tráfico de drogas. A dicho clan pertenecía toda una familia; para el cabecilla trabajaban su esposa, sus padres, sus sobrinos y su tía. Cada uno tenía su función: Unos realizaban las entregas en su domicilio particular o en el lugar en el que acordasen con los clientes y otros llevaban a cabo vigilancias constantes para evitar ser cazados.

Además de su familia trabajaban para el jefe terceras personas ajenas al clan, como un politoxicómano que actuaba como "aguador", es decir, cumplía los encargos que se le pedían en cuanto al transporte de sustancias, búsqueda de compradores o vigilancia. Le pagaban con droga para su consumo. Y otra mujer que era la que proveía de las sustancias estupefacientes al clan.