A las 22.47, Kutxi Romero salía a escena. La Madrila, la Sala Barroco, atestada de gente ávida de disfrute, era el escenario escogido por el sempiterno genio-poeta-cantautor-rockero de Marea para su segunda estación de actuaciones de una gira muy intimista, muy suya, muy personal. A las 12.20 acababa su cuarto bis feliz. El agradecido público, sus incondicionales, que son legión en toda España, incluido Cáceres, también lo estaba. Fin de fiesta de hora y media larga memorable, plena de sensaciones.

Un lujo disfrutar del navarro, el tipo de la voz ronca y profunda, el amigo de sus insignes inspiradores, entre otros, Robe Iniesta, Fito Cabrales y Rosendo Mercado, el músico que ahora expone el talento en un trabajo en solitario en pequeñas salas, que hace lo que le viene en gana, que vive lo suyo a plenitud, libre.

Kutxi es Kutki. Su último disco, titulado 'No soy de nadie', le avala y le señala, de nuevo, como una referencia inexcusable del rock nacional. Además, 'No me beses en la boca', su nuevo tema estrella, es una de las mejores baladas que se han podido hacer jamás en España. Una nueva canción a unir a esa pléyade de himnos. Todo un canto a la paz espiritual.

Salvando las distancias y los conceptos, pero con indudableme paralelismo en el fenómeno, hace unos meses, la Barroco acogió a Ariel Rot (Tequila) en estado puro. Impagable que históricos de la música estén por aquí y se muestren así, al natural, alcanzables, cercanos, pero también entregados. Al final, en la misma puerta del local, Kutxi no paró de hacerse fotos y de firmar autógrafos, reflejo de su estrella, esa que no tiene visos de apagarse jamás.

El concierto tuvo un perfil tranquilo. Marea, aparcado, y él en estado puro, pese a los cánticos del público apelando al grupo, a su significado, a su devoción. Su canción homenaje a El Drogas, su Ciudad de los Gitanos, con Lorca, su fuerza... rebosaron naturalidad.

Con los 80

Todo se aderezó con un estupendo doble guiño a los años 80, con protagonismo para la creación del mito Antonio Vega (Nacha Pop) y una versión muy particular del temazo 'Qué desilusión' de Leño.

Una maravillosa complicidad hacia una década espléndida que sigue siendo la referencia de muchos de los que ni siquiera estaban entonces. Kutxi es un grande y apeló a los grandes. Cómo no. Va inherente a su propia vida, respetuosa y generosa con todo y con todos.