En Cáceres hay afición. "La plaza data de 1846 y tenía el mismo aforo que habitantes la ciudad", explica Antonio de Manuel Carrasco, que recuerda las tardes gloriosas de Curro Romero o Morante. "Lo que ocurre es que la afición ha estado muy maleada por el comportamiento de la última empresa, que no supo combinar carteles y precios, y jamás actuó con ética empresarial, a lo que se une la nula inquietud del club taurino". También sostiene que las plazas pequeñas "tienen que ser autogestionadas por la Administración local o bien recibir ayudas, como Olivenza, Zafra o Don Benito". No obstante, "en estos momentos el ayuntamiento lucha sin recursos por devolver la ilusión, como en la corrida goyesca, sin tirón pero con ambiente", indica.