Nació en Villamiel, pero hace ya tres décadas que reside en la capital cacereña. El sacerdote y delegado de comunicación de la Diócesis de Coria-Cáceres, Jesús Luis Viñas, llegó para estudiar en el seminario, lugar que le permitió acercarse por primera vez a la patrona de Cáceres. Desde entonces no lo olvida.

--¿Cuándo conoció a la Virgen de la Montaña?

--Cuando llegué al seminario. Tenía solo once años. Recuerdo que siempre nos llevaban a la procesión de Bajada y la esperábamos en la plaza Mayor. La primera vez que fui me impresionó mucho.

--¿Qué fue lo que más llamó su atención?

--Fue algo espectacular. Nací en un pueblo pequeñito, de unos 700 habitantes, y nunca había visto una cosa igual. Cuando entró la patrona en la plaza Mayor estaba abarrotada de gente y empezaron a cantarle. Es un acto muy multitudinario que hasta entonces no había visto nunca.

--Es uno de los actos que más cacereños congrega...

--Eso es algo que me sorprendió entonces y me sigue sorprendiendo hoy en día. Llama la atención sobre todo porque después los domingos muchas de las parroquias están vacías.

--¿Cumple alguna tradición estos días?

--No. Este año además no he podido ir a recibirla porque tuve que estar en Moraleja. Los sacerdotes tenemos que cumplir con nuestras obligaciones.

--¿Participa en el Novenario?

--Cuando estaba en el seminario los sacerdotes solíamos ir a la concatedral de Santa María para ayudar en las confesiones y colaborar con nuestros compañeros. Actualmente suelo aprovechar cada vez que voy al obispado para entrar en Santa María, saludarla y rezar. Muchas veces no tenemos tiempo para más porque tenemos que estar en nuestras parroquias. Lo que nunca he tenido es tradición de subir a la Montaña porque los domingos digo la misa en mi parroquia.