Es difícil para Juana Galán recordar todos estos años trabajados y vividos en la barriada de La Cañada sin soltar alguna que otra lágrima. Hace más de quince años, por casualidad, escuchó hablar de la construcción de nuevos pisos en dicha zona. En principio, lo vio como un buen lugar para que sus hijos pudieran obtener un piso a buen precio, motivo por el cual les apuntó al sorteo de las viviendas, las cuales finalmente adquirieron los dos. Pero Juana y su marido habían pasado un mal momento. Una enfermedad de su marido les obligó a cerrar el bar Casa Agustín que tenían en el Perú y ella no quería que este fuera el fin de su vida laboral. "He estado toda mi vida trabajando, desde los 11 años. Ahora que estoy jubilada lo paso fatal, en aquellos entonces tenía que trabajar, más bien lo necesitaba". Así, y a pesar de la oposición de su familia, montó la que ha sido durante los doce primeros años de la barriada la Multitienda La Cañada , por donde han pasado durante más de una década todos sus residentes.

Hubo momentos difíciles, ya que al principio eran pocos los vecinos que habitaban en el barrio pero poco a poco Juana sacó adelante el negocio, llegando a mudarse a La Cañada en 2003. Durante todos estos años, ha visto nacer, crecer y volar a muchos de sus vecinos, pero lo que recuerda con más cariño es a los que ella considera 'sus niños'. Rememora cómo cada navidad escribía un poema dedicado a esos pequeños del barrio que luego repartía junto a una bolsa de chucherías y un regalito cada Día de Reyes en la puerta de su tienda. "Venían con gran ilusión, daba igual el regalo que tuvieran en casa, ellos venían a por el regalo de la Juani", cuanta con anhelo. Así empezó a participar en otros muchos eventos que organizaba junto a sus vecinos. "Uno de los momentos más especiales es cuando hicimos la recogida del aguinaldo". En aquellos primeros años apenas existían actividades en La Cañada, así que con mucha ilusión madres y niños acudieron disfrazados y recorrieron cada casa cantando y bailando.

Sin embargo, no todo han sido risas. El peor momento lo vivió el 23 de enero de 2011. Juana mantenía la tienda abierta hasta las 23 horas. Aquel día, minutos antes del cierre, un hombre entró en su local con una pistola, la amenazó y robó parte de sus ahorros. "También he sufrido junto a mis vecinos sus rupturas matrimoniales, enfermedades o problemas económicos. Quiero mucho a todos y lo que ellos sienten, yo también lo siento".

Ahora, jubilada desde hace tres años, Juana ha querido recopilar todas estas vivencias en un libro, bajo el título 'Prosas y ripios', que dejará al barrio como legado de su paso por él. En él, entre relatos y poesías, cuenta las anécdotas más importantes para ella así como homenajea a sus padres, hijos, vecinos, fiestas y cada momento vivido en la barriada. Esta noche, en un acto festivo, hará entrega de la obra al presidente del vecindario para que se traslade a la biblioteca de la Casa de la Cultura del barrio y todos puedan "ver su historia reflejada".