"Sé que los gitanos somos gente difícil de tratar porque somos una minoría que siempre ha estado marginada y sublevada y eso influye mucho en el comportamiento". Con estas palabras recibe a este diario José Luis Vega, un Educador Social de 21 años de etnia gitana residente en Cáceres. Asegura que parte de la culpa de esta marginación es de "los no gitanos, que piensan que nosotros solo cantamos y bailamos", afirma Vega, que reconoce que la comunidad gitana se encuentra en un proceso de cambio en el que la educación adquiere especial importancia: "mis padres siempre nos enseñaron a mis hermanos y a mí que la educación es primordial".

"Nunca me he encontrado con ningún problema, los no gitanos siempre me han tratado muy bien. De hecho tengo muchos amigos que no son gitanos que siempre me dicen que soy un ejemplo para esta comunidad" asegura Vega. Dice, además, que la única diferencia entre los dos sectores "es la cultura". "Para nosotros las costumbres son muy importantes, respetamos mucho a los mayores y tenemos muy en cuenta la prueba del pañuelo. Esto para mí tiene un significado muy bonito porque quiere decir que una mujer te quiere tanto que es capaz de guardar su virginidad para ti", asegura.