Aguanta, guapa, aguanta!", recuerda que le gritaba un hombre mientras ella se aferraba a la ventana de su dormitorio y a la vida. Begoña Rubio, la joven de 23 años que fue rescatada el lunes por los bomberos del incendio de su casa en el noveno piso del edificio Covadonga, en la avenida de Antonio Hurtado, siguió ayer mostrando el mismo aplomo que le permitió resistir más de 8 minutos colgada enteramente del alféizar para escapar de las llamas y el humo. "Gracias a los bomberos que llegaron tan pronto", reconoce.

En aquellos angustiosos minutos, recogidos por un vecino en un vídeo casero que se difundió en internet, asegura que fueron cruciales las muestras de apoyo de vecinos y viandantes. "La gente me animó mucho todo el tiempo. Me decían que me tapara la cara para que no me mareara, que me agarrara fuerte, que aguantara", relataba ayer a este diario mientras recogía sus pertenencias de los restos destartalados y negros de la vivienda.

El incendio, que conmocionó a todo el vecindario, se declaró en el salón de la casa por causas aún desconocidas y la joven, que aún dormía, quedó atrapada dentro. Otro compañero de piso, de 20 años, logró salir antes de que el fuego se propagara, aunque resultó con quemaduras leves.

TODO NEGRO En su dormitorio, una densa película de hollín lo impregna todo. La ventana que el lunes le sirvió de salvavidas está abierta y asomarse a ella da vértigo, no solo por los más de 20 metros que la separan del suelo sino por el recuerdo de ver a la joven suspendida en el aire luchando por sobrevivir. Ella ha visto las fotos y ha leído los periódicos, pero el vídeo aún no se atreve a visionarlo. "Me pongo mala si lo veo", justifica.

Ha pasado una mala noche. "Quieras o no --dice--, se te viene a la cabeza. Esto no lo puedes borrar fácilmente". Así que apenas ha dormido cuatro horas en el hostal que el ayuntamiento le ha proporcionado hasta que encuentre otro piso. Unas amigas le han lavado la ropa y sus cosas las guardará por ahora en casa de otro amigo. Ayer no fue a clase y probablemente, ya que solo le quedan dos asignaturas para terminar Terapia Ocupacional, regrese un tiempo a Mérida con su familia. "Mi madre estaba descompuesta".

Insiste una vez más en que en ningún momento pensó en tirarse. "Estaba bien agarrada a la ventana y a los barrotes esperando solo que me rescataran. Menos mal que aguanté y que los bomberos llegaron pronto", afirma. ¿Cómo se le ocurrió salir por la ventana, no le dio miedo la altura? "En ese momento no tienes tiempo de pensar qué hacer. Simplemente lo haces. Habría sido mejor cerrar la puerta y poner una manta en la ranura para que no entrara el humo, pero es que no piensas y tampoco tenía mucha opción, no veía nada".

Cuando llegaron los bomberos, recuerda que uno la sujetó por las piernas y el otro por los brazos para entrarla. "Me dijeron: "Aguanta la respiración", aunque ya no aguantaba más. Me sacaron a las escaleras y allí me daban palmaditas en la cara para darme ánimos: "Ya pasó, niña, ya pasó", me decían".

Y el susto pasó. Decenas de amigos la han felicitado por su "valentía" en las últimas horas, pero ella tampoco parece darle demasiada importancia. "Yo solo intentaba escapar", explica. Ahora trata de asimilar y olvidar. "Solo quiero seguir con mi vida. Estoy muy contenta de estar viva". Es para celebrarlo.