Jorge Luengo crea ilusión. Como colofón a esta entrevista, el mago cacereño --tercer premio en un exclusivo certamen internacional de Francia hace una semana que le abre las puertas del mundial de China en el 2009-- improvisa un número para EL PERIODICO. Juega a descubrir cartas que solo el espectador conoce, a cambiar el 8 de picas rojo que sujeta en la mano por el 6 de corazones negro, a contar amoríos reales con las cuatro figuras negras que cambian al rojo o desaparecen por arte de magia. Deja a la concurrencia boquiabierta, con la incredulidad adulta hecha trizas y la eterna pregunta en los labios.

--¿Cómo lo hace?

--Si se quiere pensar que hay truco, lo hay, pero te pierdes parte de la ilusión. Si se quiere pensar que hay magia, también la hay. El poder ilusionar es realmente lo mágico. Se logra hacer posible lo imposible y, como no tiene explicación, tiene que ser mágico.

--¿Qué es realmente la magia?

--El único arte que logra ilusionar a la gente de forma real, les haces felices.

--¿Hay que tener algo de brujo?

--Yo no lo tengo. Hay que hacer lo que te pide el corazón.

--¿Le compraron un juego de magia de niño y ya no pudo dejarlo?

--Algo así. Empecé a los 4 años. Mi padre era muy aficionado, me regaló uno y me enseñó todo lo que sabía. Después vinieron los libros, el contacto con otros magos y la práctica, práctica y práctica.

--¿Harry Potter ha elevado el índice de aprendices de mago?

--Sí, ahora hay más niños que quieren seguir sus pasos.

--¿Cuál fue su primer truco?

--Que recuerde, hacer aparecer en mi mano cuatro bolas de cristal cuando tenía 5 o 6 años.

--¿Cuál es la ilusión de Jorge Luengo, el mago?

--Hacer feliz a la gente y llevar mi magia por todo el mundo. Quizás de ingeniero gane más dinero, pero yo no busco hacerme rico con la magia.

--¿Lleva conejo y chistera?

--Los magos de hoy ya no solemos usarlos, los hemos cambiado por objetos cotidianos para que se vea que no tienen truco.

--Pero tendrá varita mágica.

--Sí, de ébano. Las varitas pueden ser de ébano, de bo, de diferentes maderas, aunque lo importante es la ilusión de quien las usa y de quien mira.

--¿No ha tenido tentación de usarla en los exámenes?

--No todo funciona cuando quiero (risas). Si hubiera estudiado Derecho, hubiera sido más fácil para dar un cambiazo (más risas). Pero la ingeniería es todo resolver problemas con la cabeza.

--¿Los naipes son su fuerte?

--He probado todas las disciplinas, pero la baraja me encanta. Es como llevar un parque de atracciones en el bolsillo.

--¿Qué más sabe hacer?

--Puedo hacer desaparecer un edificio, coches, helicópteros...

--¡Venga ya!

--En serio, me contratan empresas para hacerlo en promociones.

--¿Y es caro volatilizar cosas?

--Depende del tamaño del objeto, pero es barato comparado con el efecto que se consigue, que es único.