Con la misma suerte de misticismo y pausa que acompaña al folk del norte atiende a este diario José Servando Menéndez, conocido como Pepín de Muñalén. Es el flautista de Tuenda, grupo que completa el cartel del festival Irish Fleadh. Son los únicos que viajan desde España, de Asturias concretamente. Sus ritmos ascienden del folclore asturiano, pero de la misma madre celta que el resto de grupos del cartel. El músico trabaja desde hace más de diez años con Xosé Antón ‘Ambás’ Fernández, la voz, y Elías García, que se encarga de acariciar las cuerdas al bouzouki, una especie de banjo griego con forma de pera usado para atemperar los ritmos celtas.

Se siente «honrado» de formar parte de un cartel con «tanto nivel». «Es díficil ver a todos estos artistas juntos», asevera. Cuando alguien le pregunta por la música que hace Tuenda, hay silencio. «Es complicado de explicar» añade, mientras huye del término fusión. «La música no se fusiona, se fusionan las personas», recalca. Los asturianos agarran las letras de sus abuelos y las adaptan a los ritmos actuales y a los instrumentos. Curiosamente, nadie de su familia se dedica a la música. El lazo nació a través de las canciones de sus abuelos. «Pasa el tiempo, creces y comprendes», concluye. Pepín respira la libertad de creación. «Ambás se encarga de la fuente de las letras, es más estático, pero nunca se toca igual un mismo tema», pone de manifiesto. Habla de la improvisación como si la música no pudiera definirse sin ese término. «En directo siempre hay improvisación», añade y concluye que no suelen «preparar los conciertos». De hecho, clama por las sesiones abiertas en los bares que cada año la organización del Irish Fleadh programa de manera paralela para amenizar la zona centro durante los días del festival. Con una crítica más que favorable que les califica como la nueva ola del folk, Tuenda ya llega a Cáceres rodada del verano y promete verter un pico de Asturias en dos semanas. G. GUERRA