Saponi se ciñó ayer al guión esperado en minicrisis como la abierta por Rodríguez Cancho y desmintió que haya fisuras en su equipo. No sabemos si el tirón de orejas al díscolo concejal en privado servirá de algo. Hay quien interpreta el alarde crítico del edil de Turismo, al calificar de "injusto" el recorte presupuestario a su departamento, como una pataleta por estar cada vez más alejado del núcleo duro del alcalde. Y hay quien ensalza su valentía al coger el altavoz y airear a los cuatro vientos que Cáceres --la ciudad turística por excelencia de Extremadura-- invierte cada vez menos en su presunta gallina de los huevos de oro.

Y ahí quiero detenerme. Porque, por encima de polémicas de fogueo , lo preocupante es que el presupuesto turístico sea este año tres veces inferior al del 2004. Saponi recalca que el turismo es "la niña de nuestros ojos". Pero, alcalde, en política las palabras deben ir siempre acompañadas de hechos. El 2016 está más cerca de lo que parece y es difícil de justificar destinar poco más de 300.000 euros a turismo y otro tanto al plan cultural de la capitalidad.

Más que defender lo que parece indefendible, bien haría el alcalde y su equipo en esforzarse por transmitir a los cacereños que estamos en un año de transición en el que toca apretarse el cinturón (las inversiones globales se reducen un 30% respecto al 2005 para intentar rebajar una preocupante deuda que ha alcanzado los 29,5 millones de euros). Sería, al menos, un ejercicio de realismo.

*Periodista