Una de las conclusiones que arrojó su tesis doctoral sobre la arquitectura del Reanacimiento en la diócesis de Coria-Cáceres fue una circunstancia que se repetía constantemente: las iglesias inacabadas. Francisco Sánchez Lomba retomó esta investigación hace unos años y, en colaboración con la profesora María del Mar Lozano, "reinvestigó" sobre las iglesias inconclusas en la diócesis cacereña. Hace una días compartió sus investigaciones en una de las conferencias organizadas por el Museo de Cáceres y la Asociación Adaegina.

--¿Cuántas iglesias inacabadas hay en Coria-Cáceres?

--Se interrumpieron entre 25 y 30 iglesias, que más tarde, se concluyeron, aunque muchas de manera muy llamativa, fundiendo de forma aleatoria y tristona la parte vieja con la nueva. En muchos casos, además, se terminaron cien o ciento cincuenta años después haciendo apaños.

--¿Por qué se interrumpía su construcción?

--El periodo de Felipe II fue el momento culminante de los disparates económicos de España, pero también cuando hubo mayor crecimiento de población y económico. Llega mucho dinero de América, hay tranquilidad interior y muchas mejoras económicas, sociales y de población. Pero el embarque de Felipe II en distintas guerras genera un gasto insostenible y eso desencadena no solo una pérdida de población por muertes, sino, sobre todo, en un proceso inflacionista enorme porque el estado se tiene que meter en préstamos, sobre todo, con banqueros alemanes. La consecuencia final de esto, unido a otras circunstancias, da lugar a una bancarrota de estado en el año 1557, la primera que sufre Felipe II, y a una segunda bancarrota en 1575. Esas dos fechas son las que marcan el límite temporal de las interrupciones que se dan en las construcciones de las iglesias. Si el estado quiebra y el pueblo llano lo único que está soportando es una inflación galopante, no hay dinero para sostener las obras, que era ambiciosas porque empiezan en un momento que hay dinero. En Coria Cáceres se quedaron más iglesias inconclusas que en el resto de España.

--¿Por qué?

----Las grandes perjudicadas fueron la Orden de Alcántara y de Santiago, aunque más la Alcántara porque fue la que más empeñada estaba en casi todas estas obras y una de las que acusó de manera más radical el declive económico. También hay que tener en cuenta que la mesta sufrió un traspiés y sus intereses económicos estaban muy ligados a ella. Hay menos dinero y como las órdenes militares tenían una gran dependencia de la monarquía, la sangría económica repercutió inmediatamente sobre ellas. De hecho, la diócesis de Plasencia se libra, porque es bastante rica y lo puede afrontar.

--¿En Cáceres existe alguna?

--Un caso de iglesia incompleta sería la de Santiago, pero no fue por falta de dinero, sino porque se iba a hacer un crucero y la nobleza lo impidió porque tenía allí capillas.

--¿Hay leyendas sobre por qué se paralizaban las obras?

--Muchísimas. Si preguntas por los pueblos por qué la iglesia no se ha terminado, normalmente, hay dos opciones: una es que el maestro mayor, el cantero, se cayó del andamio o, en otros casos, el hijo del cantero fue el que se cayó y del disgusto el maestro no pudo continuar con la obra. Y otro mito, que en otras zonas de España si se dio, pero no aquí, es que los inicios de las obras del Escorial se llevaron a todos los obreros.

--Esas obras inacabadas, ¿aportan algo positivo?

--A veces son interesantísimas para el estudioso de la historia del arte y de la arquitectura. Es una oportunidad, aunque no sean cosas tan singulares como la catedral de Santiago, que recorre desde el románico hasta el siglo XIX. La piedra habla y da informaciones muy precisas y, muchas veces, dice lo que no aparece en los documentos.