De pequeño siempre quiso ser peluquero. Soñaba con que cuando se hiciera mayor tendría su peluquería, su casa, un coche y una moto. Pero ninguno de los sueños de David Peña (22 años) se ha hecho realidad; al menos de momento. Hasta el pasado diciembre vivía con su abuela, pero falleció. Ahora, por circunstancias familiares, no tiene nada y se ha quedado en la calle. De niño estudió en las Delicias hasta que pasó al instituto, a la Universidad Laboral, pero no terminó. Abandonó los estudios en 1º de ESO y ahora se arrepiente. "Sé que si hubiera estudiado ahora todo sería de otra manera, por eso necesito otra oportunidad para empezar de nuevo", señala. Actualmente no cuenta con ningún ingreso y ha intentado buscar trabajo pero no consigue nada.

El peor día de su vida fue el pasado 21 de julio, cuando pasó la primera noche en la calle. Eligió la zona de la estación de Renfe, pero no consiguió conciliar el sueño. "Me pasé la noche paseando de la estación de tren a la estación de autobuses, no podía dormir y le daba vueltas a la cabeza", recuerda. La segunda no fue mucho mejor. Esta vez sí se sentó en la acera y se echó por encima una toalla que tiene, aunque no quería adormilarse: "Me daba miedo y no quería quedarme dormido por si venía alguien", señala. El resto de las noches sí ha dormido, pero unas dos o tres horas.

No sabe cómo ha terminado así, aunque no muestra signos de tristeza; sí de rabia. "No quiero dar pena, lo que necesito es ayuda para encontrar trabajo. Tengo que salir de esto y mirar hacia adelante porque ya he llorado mucho", dice.

Actualmente está pendiente de una ayuda de emergencia social del Instituto Municipal de Asuntos Sociales (Imas) pero, hasta que se la concedan, tendrá que continuar durmiendo en la calle y comiendo, si tiene suerte, una vez al día o cada dos días. "No puedo irme fuera a buscar trabajo porque no tengo ningún ingreso. ¿Cómo me voy? ¿Qué voy a hacer en otro sitio sin nada?", añade.

Ha pedido también ayuda a las parroquias, pero no se la conceden al no pertenecer al radio en el que ellas operan y ha intentado entrar en el Centro Vida de Cáritas, junto a la Renfe. "Solo te dejan estar tres días pero después de tres días volveré otra vez a la calle", señala. Cáritas desmiente esto y asegura que en este centro se estudia cada caso en particular y los usuarios pueden quedarse el tiempo que necesiten si así lo estima oportuno la oenegé.

También lo ha intentado con la Renta Básica. La ha solicitado en tres ocasiones, pero se la deniegan. "Dicen que soy menor de 25 años y que no cumplo los requisitos", explica. "Nunca creí que me vería en esta situación. Por las noches solo pienso en que menos mal que soy joven. Hay muchas familias con hijos en la calle y eso sí que debe ser insoportable", agrega. Mientras tanto espera que alguien le dé la oportunidad de volver a empezar. "Necesito un trabajo, de lo que sea, aunque solo me dé para mantenerme, pero tengo que salir de la calle", dice.