«La tendencia, efectivamente, es una subida en los diagnósticos de VIH en las personas que tienen menos de treinta años. Y aunque las estadísticas están algo mermadas por algunas circunstancias, podemos decir que son un reflejo fiel de lo que pasa». Hugo Alonso, técnico de Salud de la Fundación Triángulo, alerta del repunte de la infección entre los jóvenes y traza, además, un perfil diferente al de algunos estereotipos. «Muchas de las personas que lo contraen hoy en día tienen un nivel socio-educativo alto. Muchos tienen formación universitaria o, directamente, son licenciados. ¡Incluso sanitarios, que tienen formación e información suficiente para que no les pase nada»,afirma.

También ha variado mucho la forma de transmitirlo. La heroína, o las jeringuillas usadas para inyectarla y que pasaba de unas personas a otras, fue la causa de la propagación del VIH y el sida en las décadas de los ochenta y noventa. Pero la situación ya cambió desde hace algún tiempo. «Ahora mismo, la transmisión se produce un 96% por vía sexual», afirma. Los contagios por consumo de estupefacientes han pasado a ocupar un lugar residual en la estadística.

Por todo ello, para evitar el repunte mencionado entre los jóvenes y para concienciar de la importancia del uso del preservativo, la Fundación Triángulo realiza charlas y coloquios en colegios e institutos. Aunque Hugo Alonso precisa ir un pasito más allá. Recuerda que hay colectivos sin escolarizarse a los que no llegan estas campañas y que imponer no es la solución más efectiva. «Trabajamos en buscar otras vías de prevención para implementarlas», ratifica.

La fundación donde trabaja Hugo presta ya apoyo psicológico (lo hace mediante un psicólogo y un educador social) a algunas personas contagiadas con VIH, aunque a él acuden ciudadanos a título personal y no los derivados de Medicina Interna, como en el caso del nuevo servicio que ha comenzado a rodar en el Virgen de la Montaña. También señala Hugo otro hecho importante en este sentido. «Ofrecemos tratamiento especializado a personas que, incluso sin estar contagiados por la enfermedad, han desarrollado una fobia en torno a ella», finaliza. H