Héctor Míguez es uruguayo. Nació en Piriapolis, a 50 kilómetros de la ciudad turística de Punta del Este. Llegó a España en 1981. De Madrid a Las Palmas y de Las Palmas a Cáceres, donde reside desde hace veintidós años. Es empresario de hostelería, y regenta el bar Héctor, en la calle Juan XXIII.

¿Por qué emigró?

--La situación. Uruguay estaba mal, como Argentina hoy, y desde chico siempre nos inculcaron que España es la madre patria, y tenía anhelos por conocer y decidí venir. Encontré una gente maravillosa, y aquí estoy.

¿Le costó integrarse?

--De los sitios que he estado en España creo que, por corazón o por cariño, como Cáceres nada. La vida de emigrante es muy dura, pero me la facilitaron porque me recibieron de maravilla.

¿Qué incide en el incremento de la emigración a España?

--Los emigrantes fomentamos la llegada de otros emigrantes. Yo llamo a mi casa y digo que como maravillosamente bien, que vivo estupendamente bien, que la gente es maravillosa, que puedo llevar dinero en el bolsillo, que tengo un buen nivel de vida, y se va corriendo la pelota, de uno a otro, y después a otro, hasta que se deciden a venir. Creo que soy un privilegiado, porque me han tratado muy bien.