Buñuel decía que los tejados de aquellas casas parecían caparazones de tortuga. Todas, desordenadas, se repartían sin orden ni concierto en las laderas de Martilandrán o Aceitunilla, en pleno corazón de Las Hurdes. Ese laberinto que recorrió el cineasta en los 30 es el que muestra la cinta extremeña más laureada de los últimos tiempos y ahora, las entrañas de ese viaje se pueden recorrer en Cáceres. Una muestra en el Palacio de la Isla pasea sobre el proceso creativo de la película en la que se exponen desde bocetos del diseño de los personajes hasta planos de secuencias y color en las escenas.

Y si Buñuel en el laberinto de las tortugas se adentra en el universo ideado en el cómic de Fermín Solís sobre la visita del icónico cineasta a Extremadura, la muestra del Palacio de la Isla hace lo propio con el universo que han tenido que construir Salvador Simó y el equipo de The Glow Animation en Almendralejo para adaptar la historia a la gran pantalla. Y en esto José Luis Ágreda (Sevilla, 1971), director de arte, ha tenido mucho que ver. Solís llegó a decir que la cinta es el 80% él. Este diario ha contactado con el ilustrador, que ahora reside en Irlanda, país en el que trabaja en su próximo proyecto para el canal de televisión de Disney.

Por un lado, Ágreda ha ejercido de «manos del director» y por otro, se ha encargado de «dirigir al equipo que se encarga de diseñar los personajes y el estilo de la película». «Buñuel requería un estilo que no se pareciera a Disney, y que rompiera con las barreras que habitualmente tiene la animación en el cine, Fermín fue super generoso, aunque su libro es más agresivo, más pesimista y nosotros queríamos una línea más cálida, intentamos alejarnos para darle un tono más de acuarelas dentro de las posibilidades de lo digital», subraya.

Así, detalla todo el proceso, que se ha prolongado durante alrededor de dos años. «Empezamos al principio Isa Castro y yo a crear los personajes principales y decorados y establecíamos el estilo general y luego ya conforme avanzaba la producción, el director trabajaba con los artistas de storyboard y más tarde se dibujaban los fondos y el clean-up», pone de relieve.

A la hora de dar forma los personajes, Ágreda reconoce que Buñuel fue el más «complicado». «Era una figura sobre la que la gente puede tener un referente real aunque lo hicimos sin olvidarnos que estábamos contando nuestra versión de los hechos, quisimos que tuviera un carácter con el que resultara difícil empatizar». Expone también que, de manera paralela, se trabajó con el personaje de Ramón Acín para «resaltar las diferencias y hacerlos personajes complementarios». Un trabajo similar se llevó a cabo con los secundarios, relata. «Queríamos evitar que fueran muy genéricos y que con cada personaje del fondo pensaras este tiene una historia». En todo momento, asegura que el trabajo ha querido ser «muy respetuoso». Para ello, la tarea de documentación ha ocupado un lugar relevante y ha llevado su tiempo. «Qué coche llevaban, cómo eran las carreteras, qué cámaras usaban, buscamos que todo estuviera muy bien».

En relación a las nominaciones a los Goya, aunque la cinta suma opciones en las disciplinas de mejor película de animación, mejor dirección novel, mejor música original y mejor guión adaptado, una de las sorpresas para muchos es que la cinta no haya entrado en la terna a mejor dirección de arte. Ágreda sostiene que «es complicado» porque aunque la animación ha roto --y este año más-- barreras para los académicos, aún queda mucho camino. «Este criterio responde perfectamente a algo que solemos oír a la salida del cine si una película de animación está bien hecha: ¡Oye, pues se me olvidó que era de animación!». En cualquier caso, asegura que lo está viviendo «con mucha alegría» y también «con cierta sorpresa» porque, según anota, «el trabajo en animación no es nada ruidoso y se produce de una manera tan callada que el ruido de los premios te coge siempre por sorpresa».

En cualquier caso, a falta de unas horas ya para que se desvelen los ganadores, la exposición en Cáceres sirve de preludio para la gala de unos premios a los que Extremadura mira de lleno este año porque aparte de las de Buñuel, la región también está representada en la categoría a mejor corto documental con Silvia Venegas por Nuestra vida como niños refugiados de Europa, un trabajo producido por Making Doc, que ya ganó en 2015 otro galardón por Walls y estuvo nominada en 2017 por Palabras de caramelo.

Como se trata de una ocasión especial, la filmoteca extremeña en Cáceres retransmitirá la gala en un acto abierto para todos los cacereños y al que asistirá parte del equipo creativo de Glow. De manera paralela, se expondrá en la filmoteca el cabezón que ganó el extremeño Luis Cuenca en 1997 a Mejor actor de reparto por su papel en La buena vida, con un poco de suerte premonitorio de los que pueden se puede llevar Buñuel esta noche.