Doce del mediodía. Seis grados en el Paseo Alto y un viento desagradable que hiela. Hay que ser valiente para sentarse en una silla de la bandeja central a esperar la eucaristía. Un goteo constante de público va llegando a la ermita, pero muchos compran las roscas y se marchan antes de que empiece a llover. Todo el mundo lleva las manos en los bolsillos y el abrigo abrochado hasta arriba. "No es que el tiempo esté desapacible, es que está de todo: frío, viento... Aún no ha llovido, pero no sabemos qué hacer, si celebrar la misa fuera o dentro", explicaba resignada Juana Franco, mayordoma de la Cofradía de los Santos Mártires.

Esta romería, cuyos orígenes se pierden en el tiempo, fue rescatada en los años ochenta por la propia mayordoma. Durante los últimos años ha venido congregando a más de 10.000 personas, organizada por familias del entorno de la calle Margallo. Ayer no pudo ser. El fuerte temporal del sábado desanimó a muchos ciudadanos, y los nubarrones del domingo disuadieron a otros tantos. Lástima, porque la cofradía había preparado 2.800 roscas y numerosos kilos de patatera, tortilla y queso para vender pinchos con bebidas por 1 euro, y donar todos los beneficios a Cáritas, ACISJF, Cruz Blanca y comedores sociales.

No obstante, la organización buscó una solución menos efectiva pero igualmente solidaria. "Esta misma tarde se repartirán todos los alimentos entre los centros asistenciales. No vamos a sacar beneficios en metálico, ya lo preveíamos al ver el mal tiempo, pero al menos tendrán la comida ya preparada", explicó la mayordoma. Además, durante la mañana se fueron entregando las cajas de embutidos previstos para los pinchos a familias necesitadas por estar sin trabajo.

CON LAS MISMAS GANAS No obstante, a las doce se habían vendido ya algunas cajas de roscas y más de un romero esperaba la apertura de los aperitivos tras la eucaristía. También funcionó la mesa de ofrendas, quizás más reducida que otros años. "La gente no ha donado tantas cosas, no podemos pedir más, al mal tiempo se une la crisis y se viene notando mucho. Bastante agradecidos estamos. De hecho tenemos siempre las mismas ganas de llevar adelante la fiesta", subrayó Juana Franco. A su lado, varios concejales del ayuntamiento que excusaron la ausencia de la alcaldesa, desplazada a la Intermunicipal del PP en Almería.

Pese al frío y al viento, el programa de actos se cumplió. La eucaristía se ofició en la bandeja exterior del paseo con los cantos del grupo Alborada, que ha participado en la romería desde sus inicios y ayer interpretó, entre otras canciones, Pongo en tus manos , Alma misionera y Virgen morenita . Finalizada la ceremonia, treinta miembros de la Banda Municipal de Música tuvieron la no sencilla tarea de calentar y animar el ambiente, e incluyeron en el repertorio piezas de la tradición popular como El candil , El redoble y Pan y vino .

Tampoco faltaron los alumnos del instituto Norba con un puesto solidario que lleva ya varios años en la romería. "Vendemos dulces, jabones, libros, pulseras, juguetes..., casi todo hecho artesanalmente para ayudar a los niños necesitados, desde Haití a los comedores sociales", explicaron los estudiantes de 1º de ESO.

Allí estaba también el expositor de la ONG Asociación y Cooperación Misionera, donde Amparo Ruiz y Reme García recogían fondos para fármacos en Guinea Ecuatorial, y a la vez repartían migas que ayudaban contra el frío. Y por supuesto, en medio del paseo, el puesto de Ricarda y sus floretas, roscas, coquillos, perrunillas, tortas de chicharrones... "Esta vez se han juntado frío y crisis. Hemos bajado el precio para que la gente pueda llevarse dulces, pero los ingredientes están tan caros...", lamentó.

La lluvia respetó hasta mediodía y los Santos Mártires, San Fabián y San Sebastián, fueron recogidos en su ermita. De 33 ediciones solo ha llovido en dos. El año que viene toca bueno.