Agustín Nieto Álvarez, uno de los hosteleros de La Madrila que cumple condena en prisión por ‘el caso del ruido’ remite a EL PERIÓDICO EXTREMADURA desde el Centro Penitenciario de Cáceres esta carta que reproducimos íntegramente.

Todo comenzó sin saber cómo, en el mejor momento, y es cuando más duele todo lo sucedido. Una vida dedicada a trabajar de tu pasión que se convierte en profesión (ocio, cultura y noche). Te haces profesional centrándote en hacer y ofrecer lo mejor de tu experiencia en todos esos años y en la movida cacereña. Y es cuando un grupo de personas cansadas de las molestias sufridas durante décadas te lleva a sentir que todo se va al traste y tu vida queda en manos de una opinión y la justicia, que acompañada de decisiones de una jueza, la cual no te conoce, no conoce de dónde vienes y menos aún la movida cacereña... decide cambiar tu vida, la de tu familia y seres queridos, llevándose por delante todos los ahorros de una vida, inhabilitándote para desarrollar tu profesión y enviándote a la cárcel.

¡La cárcel! un castigo que creo injusto y desproporcionado, por el que no me siento culpable (yo en la cárcel y todo continúa igual). He luchado, asimilado mi castigo después de muchas lágrimas, he tratado que la gente querida lo aceptara y asimilara como lo he hecho yo, o intento. Queda la angustia de luchar más allá del juzgado y Audiencia de Cáceres, ¿dónde? ¡no se ya!

Un gobierno que me envía a la cárcel; un lugar que solo pronunciar da miedo, ¿a quién no? Recuerdo todas las lágrimas que se secaron en el camino de tantos años de ansiedad. Unas lágrimas que volvieron a humedecerse cuando sabes que no tienes más oportunidades de luchar y defenderte, lágrimas en la puerta de este lugar maldito y que desprende miedo, tristeza, dolor, soledad, angustia... Un lugar que a día de hoy estoy viviendo y sintiendo. Lugar que está haciendo que mis lágrimas se sientan menos dolorosas, que su sabor sea más dulce de lo esperado, dulce por los valores y humanidad que me está haciendo sentir y despertar gracias a momentos vividos día a día con personas que sienten como yo. Te demuestran que estamos vivos, con fuerzas para continuar, que te esperan fuera, que lloran como lloro yo. Pero sus lágrimas y las mías, aquí dentro saben mejor de lo esperado. Gracias compañeros.

El autor es Agustín Nieto Álvarez. Remite el escrito desde el Módulo 4, Celda 65, del Centro Penitenciario Cáceres II, en la avenida Arroyo Valhondo, 1, 10.004, de Cáceres.