La quema del pelele y la lectura del manifiesto de las lavanderas, este año a cargo de Fidela López, marcaron un año más el inicio del carnaval cacereño. Unas 1.000 personas, según una estimación de la policía local, se acercaron para participar en los actos y convidarse con el tradicional coquillo. La alcaldesa de la ciudad, Carmen Heras, dirigió unas palabras a los cacereños animándoles a disfrutar de estos días de fiesta antes de la llegada de la Cuaresma.

La fiesta, que originalmente celebraban las lavanderas cacereñas para decir adiós al duro invierno quemando al pelele -que representaba el mes de febrero-, se recuperó como homenaje a este gremio a finales de los años 80. Desde entonces se ha hecho coincidir con el inicio de los carnavales y supone la inauguración de los mismos en Cáceres.

Por la tarde, a las 20.30 horas, Fernando Jiménez Berrocal, historiador responsable del Archivo Histórico Municipal, pronunció el pregón. En esta ocasión, el discurso fue una reflexión desenfadada sobre la historia del carnaval en la ciudad. El pregonero concluyó que "los cacereños estamos disfrazados todo el año y por eso descansamos cuando llega el carnaval".

A continuación se celebraron los concursos de Canciones Carnavalescas, que este año contaron con menos participación de lo habitual, ya que había inscritas sólo dos murgas y dos comparsas frente a las cinco o seis por especialidad que había cada año. Para el desfile de hoy, en cambio, fuentes del ayuntamiento esperan tantos participantes como en años anteriores.