Durante los próximos años Cáceres va a tener el gobierno municipal más débil de la etapa democrática debido en primer lugar a las esperpénticas negociaciones a nivel nacional en las que ha primado el obsceno reparto del poder más que los intereses de los ciudadanos y en segundo lugar a la errática política de pactos de la dirección regional de Cs que se ha plegado incondicionalmente a las directrices de Madrid cuando podía haber seguido el ejemplo de la candidatura municipal cacereña o del propio Rafael Mateos. Muchos días de reuniones con unos y otros, ofertas y contraofertas, acuerdos a falta de firmas han conducido a la abstención de los naranjas. En pocas ocasiones habrá estado un partido en condiciones tan favorables para rentabilizar sus votos en beneficio de los ciudadanos y las habrá desperdiciado tan escandalosamente. Probablemente su indefinición ideológica le conduzca a temer molestar a sus votantes más a la derecha o a los situados más a la izquierda pero creo que con esta decisión ha enfadado a ambos bandos y, lo que es peor, ha dejado a la ciudad en una difícil situación. Tendremos un alcalde de escaso currículo profesional y político acompañado por un grupo municipal que tampoco invita a tirar cohetes.

Una mirada especial de la Junta de Extremadura y de Sánchez podría consolidarle y proporcionarle aire, aunque alcaldes socialistas con más pedigrí no fueron capaces de verse ayudados decisivamente por ambos gobiernos. Pero es que además deberá contar con que le van a acosar desde la oposición pues si ya estaba cantada la del PP probablemente sufra mayor dureza con la que se ha obligado a sí mismo C´s ya que su negativa a pactos le coloca en la necesidad de hacer una oposición tan dura o más que la de los populares si quiere hacerse notar, aunque de momento prometen una oposición constructiva. Se presentan unos años muy complejos para Salaya, obligado a pactar todas sus iniciativas, y no me extrañaría que la amenaza de una moción de censura esté sobrevolando diariamente sobre su cabeza. Puestos a inventar ocurrencias bien podrían repartirse la alcaldía diez meses cada uno.