Desde este mismo momento es usted libre". Eran aproximadamente las ocho y media de la tarde de ayer cuando Miguel Angel Martínez López escuchaba estas palabras sentado en uno de los estrados de la sala del jurado situada en la planta baja del Palacio de Justicia. Las pronunciaba Pedro Cano, magistrado presidente en el juicio que contra él se ha celebrado en la Audiencia Provincial, al tiempo que pedía a los policías que le flanqueaban que le quitaran las esposas.

Miguel Angel, detenido en febrero del año pasado acusado del homicidio de su pareja, Agustina Blanco, que murió al caer de una ventana de su vivienda, ha pasado casi 16 meses en prisión, pero ayer un jurado popular le declaró "no culpable de tirar por la ventana a Agustina". Por este delito se enfrentaba a 15 años de cárcel, pero es libre.

No era éste el único delito que se le imputaba, aunque sí el más importante. Los seis hombres y tres mujeres que han integrado el jurado popular de su caso tardaron unas siete horas en tener su veredicto: no culpable, por mayoría, del delito de homicidio; y culpable, por unanimidad, del de amenazas graves y lesiones a José Antonio G. M., marido de la víctima; y del de atentado contra la policía.

Por ellos, el fiscal y la acusación particular solicitaron 13 meses y 15 días de prisión y cuatro arrestos de fin de semana; y la defensa 9 meses de prisión y multa. "Como ha cumplido ya más condena de la máxima que se le podrá imponer por los delitos que ha sido declarado culpable, queda libre", sentenció el magistrado Pedro Cano.

Con un gesto de alegría contenida, Miguel Angel acierta a decir: "Gracias señoría".

LIBRE "POR JUSTICIA"

Ya con el mandamiento de libertad en manos de uno de los dos agentes que le acompañarán hasta el centro penitenciario de Cáceres para recoger sus cosas, manifiesta su alegría. "Yo esperaba que me declararan inocente, porque lo soy y confiaba en la justicia. Por lo que hice ya he pagado, pero no podían condenarme por lo que no hice".

Para Miguel Angel ésta fue su primera detención, ha sido su primer problema con la justicia. No tiene antecendentes penales, "nunca tuve ningún problema y de las drogas, que me han llevado a pasar por esto, ya estoy curado".

Reconoce que en prisión lo pasó muy mal, sobre todo al principio, "pues me acusaban de haber matado a mi pareja, a la que yo quería muchísimo". El siempre mantuvo que ella se tiró, y parece que el jurado no ha encontrado pruebas suficientes y claras de que no fuera así.

Ahora lo único que desea es olvidar. Ayer volvió a su pueblo, Arroyomolinos de la Vera, con la esperanza de poder trabajar pronto en lo suyo, el campo, y la intención de tener muy en cuenta lo que Pedro Cano le dijo al despedirse: "Procure ahora organizar bien su vida".