El invierno se acerca y la incertidumbre continúa para la hostelería. El sector hace frente desde meses a su mayor encrucijada en décadas debido a la crisis sanitaria del coronavirus y ahora en octubre resiste a una segunda ola de contagios que hace tambalearse a la temporada de otoño. Así, sumidos en restricciones de aforo desde este lunes y hasta dentro de dos semanas, los hosteleros cacereños preparan los próximos meses en los que el frío provocará el rechazo a las terrazas abiertas y el temor al contagio ocasionará que los clientes no se atrevan a cruzar al interior de los locales. En esa dicotomía que denuncia la hostelería asegura que trabaja ya el ayuntamiento cacereño. De este modo, los responsables del área de Urbanismo ya han mantenido los primeros encuentros con el sector para buscar opciones.

Entre ellos, en el que estuvo presente la recién creada la asociación Acabares, con más de una treintena de locales, en la que los negocios reclamaron al consistorio la posibilidad de instalar cerramientos a sus terrazas. «Será un año duro», reconoce el portavoz del equipo de Gobierno, Andrés Licerán, no obstante insiste en el compromiso municipal con los hosteleros. En esta línea, apunta que tal y como se hizo con la ampliación de terrazas en verano, se agilizarán los trámites de los veladores de invierno . «Se hará lo más rápido que se pueda». Así, estima que la resolución de las peticiones se prolongarán entre 15 días y un mes y medio. Sobre los detalles que marca la estricta ordenanza que regula los cerramientos, pone de relieve que, debido a la situación excepcional, «si la clientela no quiere entrar, habrá que buscar alternativas». Sobre este asunto asegura que trabajan desde Urbanismo para diseñar de forma conjunta un modelo de velador cerrado que se adapte a la normativa local. «Hay que buscar una solución a cuestiones como los anclajes al suelo y al respeto a la estética, hay que tener en cuenta que se trata de pavimento público y el propósito es no provocar daños», concluye.