Cuando la noche del 26 de mayo se conocieron los resultados de las elecciones municipales había dos opciones claras. Una era un ejecutivo PSOE-Cs que garantizaba una mayoría estable y suficiente para gobernar. La otra era un gobierno de PP-Cs al que se podía sumar Vox o apoyarlo desde fuera y que daría la misma estabilidad, pero dependiendo de tres partidos en vez de dos. Ninguna ha salido. Incomprensible. Lo que se tiene ahora es un gobierno del PSOE en minoría. Y en minoría nada es sencillo, todo se complica y es inestable.

¿Qué ha pasado para que dos soluciones fáciles y posibles no hayan salido? Han influido dos factores. El primero es que la decisión sobre la gobernabilidad en Cáceres se ha estado tomando en un contexto de pactos políticos nacionales. Cáceres era una moneda de cambio, como otras ciudades, en una negociación global. Si se hubiese tomado la decisión en un marco local hubiese habido un acuerdo con una de las opciones o con la otra.

El segundo factor es que Cs ha intentado en todo momento ocupar un lugar que no le relegase a un papel secundario. Podía entrar en un gobierno con el PSOE o con el PP, pero en ambos casos por resultados electorales el alcalde sería socialista o popular. Al que los ciudadanos acaban conociendo e identificando como gobierno es al alcalde y a su partido. Cs no ha querido poner sus votos sin más y hasta al final ha intentado hacerse más visible dentro de un gobierno.

Y así llegamos hasta el pasado viernes. Un acuerdo entre PSOE y Cs parecía claro, faltaban flecos, pero no era algo imposible. Al mediodía se cambia de escenario. Cs lograba a esa hora lo que llevaba buscando desde hace dos semanas: la alcaldía de Badajoz. Había forzado al PP, llevando la negociación hasta el último día, a llegar a un acuerdo en Badajoz que obligaba a Cs a dar la alcaldía al PP en Cáceres. Pero a primera hora de la tarde ese acuerdo se matiza: dos años cada partido en la alcaldía de Badajoz, la misma fórmula que en Castilla-La Mancha, aunque allí con el PSOE. El ‘negociador’ de Cs en Madrid ha sido el mismo para Extremadura y Castilla-La Mancha. Ese acuerdo en Badajoz se intentó por la tarde repetir en Cáceres, donde Cs no podía tener un acuerdo peor cuando tiene más concejales que en Badajoz y había estado a punto de cerrar un pacto con el PSOE, que, aunque no le entregaba la alcaldía, sí le daba protagonismo en el gobierno.

Pero la candidatura local del PP, con Rafael Mateos a la cabeza, dijo que no. Ya lo dijo hace una semana, cuando se negó a ceder la alcaldía a Cs si el PP se quedaba con Badajoz, y el viernes mantuvo su palabra. Se lo dijo a la candidatura local de Cs por la tarde y en Cs esperaron una nueva contestación de Mateos, que la noche del viernes se reunió con parte de su equipo, hasta la una de la mañana en el hotel V Centenario, donde los ‘naranjas’ estuvieron toda la tarde-noche del viernes. Pero esa llamada no llegó e hizo alcalde al socialista Luis Salaya, que se acostó siendo líder de la oposición y que se levantó siendo alcalde. «Me atormentaba escribir un discurso -de investidura- y no utilizarlo», admitió Salaya al inicio de su intervención tras ser proclamado alcalde.

Rafael Mateos, a diferencia de Francisco Fragoso, está al principio de su carrera política. Puede esperar cuatro años y en 2023 protagonizar un nuevo intento de hacerse con la alcaldía.

A Cs Cáceres y a su candidato Francisco Alcántara no le quedó más salida que lo que anunció ayer por la mañana. Fue lo más sensato para quitarse de encima esa imagen de que todo se ha limitado a una lucha por sillones, que es lo que se ha trasladado a la opinión pública, aunque también haya habido diferencias y faltas de garantías sobre el cumplimiento por PP y PSOE de las propuestas de Cs. Francisco Alcántara anunció que Cs se queda en la oposición y que intentará llevar a cabo las medidas de su programa con pactos puntuales con el gobierno municipal.

Salaya es alcalde, pero es un alcalde con un gobierno en minoría. Queda por ver ahora si ese preacuerdo con Cs se retoma en unas semanas y Cs acaba entrando en el gobierno o si Salaya va a tener que estar los cuatro años con la espada de Damocles de la moción de censura.