El sevillano Miguel Santana centraba ayer todas las miradas sobre su pincel y sus láminas de oro de 24 kilates. Lleva veinte años dorando pasos de toda España, incluida la mismísima Esperanza de Triana, con una maestría que emboba a la concurrencia pero también a las cofradías: su trabajo puede llegar a costar de 30.000 a 180.000 euros por paso. A su lado, el taller de azulejos de Joaquín Soriano, uno de los ceramistas más famosos del país, cuyas obras ornamentan incluso el Rocío y la catedral de la Almudena. Estos artesanos y otros muchos llegados de media España se dan cita hasta el domingo en el Palacio de los Golfines de Arriba, donde ayer se inauguró la I Muestra Nacional de Artesanía Cofrade, una cita sin precedentes en Cáceres. La impresión general, unánime: sorpresa, mucha sorpresa.

Trajes flamantes de romano, uniformes históricos de gala para las bandas de música, coronas exquisitas para las tallas marianas, bordados de oro, túnicas coloristas, imágenes en madera, farolillos, varas, medallas, estandartes, velas, cordones, candelabros, luminarias, incensarios... Los responsables de las cofradías cacereñas recorrían los estands deteniéndose en cada artículo y haciendo mil comentarios. El público se embelesaba con las técnicas de los doradores, imagineros y diseñadores de tanta vestimenta. "Nuestro sector tiene buena salud, la Semana Santa atraviesa un momento muy dulce y aquí se puede encontrar de todo: artículos más sobrios para la zona norte y más ricos y ornamentados para el sur", explicó uno de los artistas.

"Queremos que le gente venga, que participe, porque además de ver las técnicas y los trabajos de los artesanos también pueden encontrar una muestra de guías antiguas de la Pasión cacereña, una colección fotográfica y un expositor de apoyo a la nueva cofradía de la Salud", explicó en la apertura Ignacio Tello, responsable de la Asociación Tertulia Cofrade Intercáceres, organizadora de la muestra con el patrocinio de Publicidad Troquel.

Los trajes de Imperator

Nada más acceder al gran salón del palacio, llama la atención el expositor de la empresa valenciana Imperator, dedicada a fabricar trajes de romanos para toda España. "El precio puede oscilar entre los 400 euros, con petos de cuero, a 700, con plumajes más altos, coraza de latón, repujados, puños o escudos", explica Manolo Vicente, su responsable. Muy cerca, el estand de Juanjo Barber con bordados artísticos a máquina, mucho más asequibles para la mayoría de las cofradías y con excelentes resultados en túnicas, capas y complementos. "Una hermandad puede tener un estandarte de terciopelo bordado con hilo sintético de oro por 1.800 euros, un precio que superaría los 6.000 si se hiciese a mano", matiza Barber, que acaba de confeccionar dos estandartes para la visita del Rey a Valencia.

Enfrente, la sastrería de Marisa Ortega y sus modelos para bandas de música, donde se encargan incluso trajes de cola de la época de Isabel II y Alfonso XII, además de correajes, bandoleras, gorras o cinturones. "Van de 170 euros a 300, depende de lo que quiera cada agrupación. Las más lucidas suelen ser las sevillanas", revelan los responsables. Pero el público también puede visitar el curioso estand de artículos religiosos de Pripimar, el del imaginero sevillano Juan Manuel Martín rodeado de tallas, o los caprichosos bordados en oro del también hispalense Fernando de la Poza. Todos esperan que el certamen les ayude sobre todo a estrechar lazos con las cofradías cacereñas.