A Julia Guillén le costaba ocultar ayer la tristeza. Sus ojos la delataban. "Es el trabajo, pero también la cantidad de gente que dejas atrás", afirma esta mujer de 37 años que ha pasado los últimos ocho trabajando en la plataforma de Atento en Cáceres. "Cuando entré no sabía ni teclear", recuerda y relata la cadena de servicios por los que ha ido pasando: "primero en el 1003 y los últimos fueron el de móviles y Endesa, pero siempre nos habían recolocado. Hasta ahora", dice.

Su marido también está en el paro en estos momentos, a pesar de lo cual, el acuerdo alcanzado le da tranquilidad. "Confío en que todo saldrá bien y en volver dentro de unos meses". Mientras llega ese momento, no se plantea más que hacer cursos de auxiliar de clínica. "Es mi formación y me permitiría recuperar una nueva vía, aunque si puedo regresar lo haré", señala.

Vacaciones anticipadas

A otro afectado, José Macías, la ausencia de cargas le permiten ver esta desvinculación como "unas vacaciones anticipadas". Cree que era necesario que se resolviera cuanto antes "porque ya no podíamos aguantar más, estábamos desmotivados desde que se iniciaron los rumores", afirma. De eso hace más de un mes.

Como la mayoría de sus compañeros, este joven de 28 años --uno de los pocos chicos contratados-- llevaba más de tres años contratados. "Que todos disfrutemos la Navidad", es su deseo.