Manuel Llopis Ivorra parecía destinado a convertirse en artesano, pero el seminario se cruzó en su vida y acabó siendo el obispo que ha dejado una huella más honda en la diócesis cacereña. La primera biografía que se escribe sobre él, Manuel Llopis Ivorra. La huella luminosa de un obispo , es obra del historiador Manuel Vaz-Romero. El libro, ilustrado con un buen número de fotografías, hace un repaso de toda la vida de Manuel Llopis, desde su infancia y sus inicios como sacerdote, a su llegada a Cáceres y sus últimos años.

Vaz-Romero no escatima los adjetivos cuando habla de Llopis: "carismático, popular, cercano, trabajador infatigable, con un gran sentido del humor, omnipresente...". El obispo de origen valenciano --nació en Alcoy-- estuvo 27 años al frente de la diócesis, "y aunque no es el que más tiempo estuvo, porque hubo dos que alcanzaron los 33 años", explica Vaz-Romero, "es el que dejó una huella más profunda, al menos huella material".

Las obras sociales

Si las obras son amores... en el caso del obispo Llopis es evidente que puso todo su empeño. Bajo su mandato se construyeron, entre otros, el Seminario Mayor de Cáceres, el Colegio Diocesano, El Seminario Menor de Coria, la casa de ejercicios espirituales de la Montaña, la capilla del Santísimo en Santa María, el edificio Coliseum, y por lo que quizás es más conocido: la barriada que lleva su nombre y que él promovió para proporcionar vivienda a familias con pocos medios económicos.

¿Y cómo consiguió Llopis la financiación para acometer semejantes proyectos? Vaz-Romero afirma que supo moverse donde se podía conseguir el dinero, en Madrid, pero cree que no hay que menospreciar el esfuerzo popular: "un porcentaje muy elevado de lo que hizo lo sacó del pueblo con campañas como la que se hizo para construir el seminario", explica el autor.

Coria-Cáceres

Llopis llegó como obispo a Cáceres en 1950, con 48 años, y ya lo hace con gran popularidad por su época de párroco en Valencia. Su llegada para sustituir a Francisco Cavero Tormo, "un gran teólogo pero un hombre más bien de despacho, supuso una revolución" afirma Vaz-Romero. De hecho, es Llopis quien en 1957 promueve que Cáceres se haga copartícipe de la capitalidad diocesana "y desde entonces la diócesis de Coria se llama de Coria-Cáceres", con Santa María como concatedral. En lo pastoral, además de promover varias instituciones y hacer visitas por toda la diócesis, creó cinco nuevas parroquias en Cáceres: San Blas, Fátima, Espíritu Santo, San José y San Pedro de Alcántara.

Vaz-Romero afirma que el obispo era un hombre conservador por lo que respecta a la doctrina de la Iglesia "pero socialmente era muy progresista".

"La gente le quería mucho", concluye Vaz-Romero, quien cree que a pesar de que Cáceres le nombró hijo adoptivo en 1961, entre otros reconocimientos, la ciudad aún está en deuda con él y echa en falta "una estatua grande, ya que el busto que hay en su barriada es muy modesto". El busto, del que aparece foto en el libro, se hizo por suscripción popular.

El precio del libro es 15 euros y puede encontrarse en las librerías Diocesana, Renacer, Alvaro y El Buscón.