Lopis Ivorra es un laberinto de calles cortadas, medio cortadas, afectadas por las obras o a la espera de que se acometan las mejoras que desde hace seis meses se desarrollan en en esta popular barriada. La actuación, demandada desde hace años por los vecinos, comenzó en mayo y mantiene aún cinco calles cerradas al tráfico, además de actuaciones puntuales en otras, lo que dificulta el tránsito tanto de coches como de peatones y genera quejas entre los vecinos, que piden al gobierno local que se agilice los trabajos para recuperar cuanto antes la normalidad.

"Las obras van muy despacio. Con el tiempo que llevan ya, tenía que estar acabadas y no hay ni una calle terminada", asevera el presidente vecinal, Gregorio Talavera, la principal voz del barrio que ha reclamado el proyecto de mejora. Entre los problemas derivados de esa situación cita que "no hay aparcamientos" y que "en el barrio vive mucha gente mayor que tiene dificultades para moverse", por lo que reclama que se agilicen los trabajos y pide al concejal de Fomento "que venga a ver todo lo que queda por hacer".

TRES MESES La actuación, financiada con 600.000 euros de fondos propios del ayuntamiento, y adjudicada a la empresa Gallego Carrasco, está destinada a la mejora del pavimento y el acerado, la creación de aparcamientos y la renovación del saneamiento y abastecimiento en el barrio, tras más de medio siglo sin hacerse una obra de envergadura allí. La primera fase de las tres previstas es la que se ejecuta. Afecta a las calles Ecuador, Cuba, Chile, Costa Rica, El Salvador y Colombia y, según la previsión inicial, los trabajos durarían tres meses, que posteriormente se ampliaron en otros tres meses para completar debidamente la obra. Está previsto que la actuación termine en enero.

"Nos vamos a comer los turrones con las obras", señaló Talavero, que incide en que además de las calles que están en obras, falta por iniciarse los trabajos en Venezuela y otro tramo de la calle Cuba.

Los continuos cortes para vehículos y peatones inquietan a los vecinos por los rodeos que deben dar. "Esta misma mañana han vuelto a cerrar al tráfico mi calle, que acababan de abrirla", se quejó una vecina de la calle Coste Rica. "Todas las baldosas de la acera están sueltas y es muy difícil andar. Como tenga que entrar una ambulancia, va a ser un peligro", añadió. Además se quejó de los problemas que ocasionaba el vallado de algunas calles para proteger la zona de trabajos. "Nos obliga a dar rodeos enormes para poder pasar de un lado a otro de la calle".

Eso sucede en la calle Bolivia, donde se compatibilizan los trabajos en la zona de rodadura, con los trabajos de ampliación del acerado.

No solo está cortada al tráfico, sino que el tránsito de peatones también es complicado por la alternancia de tramos de acerado renovados y otros en bruto, y por los agujeros, para el futuro mobiliario urbano. "Es un peligro", zanjó una vecina de la calle. Es una de las calles más afectadas ahora, pero no la única. Una zanja atraviesa de lado a lado la calle Cuba, también cortada al tráfico.

En Costa Rica, igualmente vetada a los coches y cerrada por una valla,