Un empleado de banca, dos bomberos, un socorrista, un pastelero y un abogado. Ellos son los seis cacereños que, junto a dos vecinos de la localidad cacereña de Romangordo, participaron el pasado fin de semana en la cuarta edición de la subida pedestre a la mítica cima asturiana del Angliru, situada a 1.255 metros sobre el nivel del mar.

Reconocida por ser el final de etapa más duro para los escaladores de la Vuelta Ciclista a España, el Angliru reunió el domingo a 690 atletas entre los que se encontraban los cacereños Pedro Monzón, los hermanos Carlos, Eugenio y Esteban Soler, Miguel Gracia y Angel Luis Aparicio. Todos acabaron una prueba para especialistas que tienen que recorrer los 12,5 kilómetros que separan la salida en la localidad asturiana de La Vega de la meta.

Duro entrenamiento

Pedro Monzón relata la dureza de la subida al Angliru comparándola con su entrenamiento previo en La Montaña: "Subir al santuario es un caramelo. Para poder ir al Angliru hacía cuatro subidas seguidas al día". Su premio, un cuarto puesto en la categoría de veteranos, en la que cubrió el recorrido en una hora y 22 minutos.

Los corredores disponían de un tope de dos horas y media para completar una prueba en la que estuvieron acompañados de ciclistas. "Veías que no podían", relata Monzón, un empleado de banca que acudió por segunda vez.

Lo mejor, dice sin dudarlo, el "impresionante" paisaje de la zona y el buen sabor de boca que le dejó una prueba para estos locos del atletismo. El año que viene intentarán dejar de nuevo el pabellón cacereño tan alto como el Angliru.