Rosi Molano oye a sus vecinos casi como si vivieran en su propia casa. Los salones de los dos pisos están pared con pared y éstas son como de papel de fumar. "Hablan y los escuchamos perfectamente", asegura.

La falta de aislamiento acústico es una de las deficiencias que sufren los 30 propietarios de los bloques 17 y 19 de la calle San Justo, construidos por la empresa Progemisa. "La deficiencia acústica es cada vez más usual en algunas construcciones nuevas", explica el abogado Braulio Caldera. En estos edificios de San Justo, se debían haber hecho tabiques con ladrillos de 9 centímetros y se colocaron de 4 centímetros.

El vecindario ha reclamado reparaciones que superan los 151.000 euros y el juez de primera instancia les dio la razón el mes pasado, aunque la sentencia está recurrida. Pero la falta de intimidad no es el único problema, están las deficiencias en la instalación de las calderas de gas o las fisuras.

El ´hombre de la silicona´

Rosi Molano vive en el número 17 y no tiene grietas, pero las de Juan Antonio Hernández, del número 19, y otros vecinos son importantes. "En algunos pisos, se podía pasar un folio de una habitación a otra por las grietas", dice Hernández, que es presidente también del colectivo de San Blas.

En La Mejostilla, Francisco Sánchez y Josefa Murillo no tienen grietas, pero están hartos de compartir su casa con el hombre silicona . Llevan viviendo en el número 1 de la calle Santiago Caldera unos 9 años y no han parado de sufrir las humedades por defectos en la cubierta del bloque, realizado por Urviexsa, y los albañiles que durante estos años han intentado arreglarlas sin resultado. "Están esperando a que nos aburramos", lamenta Josefa.

Esta vecina confiesa no tener muchas esperanzas de que algún día se solucione definitivamente. "Nos compramos un piso nuevo, nos hipotecamos y nos encontramos con este panorama". En el 2003, los 48 vecinos de estos bloques ganaron una demanda contra la constructora, que ha hecho algunas reparaciones, pero la situación no ha mejorado.

El hijo de Josefa y Francisco tiene una gran mancha de humedad en su habitación que, como una plaga, ha ido pasando de estancia en estancia. "Arreglaron una y provocaron otra", cuenta Francisco.

Muchas otras viviendas de esta promoción, también garajes y patios, sufren las mismas humedades, si no por la cubierta, por las ventanas o fachadas. "Nos hemos cansado de ver al hombre silicona . Se han tirado cuatro años arreglando desperfectos, pero con pocos resultados", afirma J. A. M. Aquí, como en otras muchas promociones, es motivo de alegría un invierno seco.