"Gonzalo López-Montenegro fue un franquista coyuntural". El doctor en Historia y escritor Manuel Vaz-Romero realiza esta afirmación cuando habla de su último libro, una biografía que repasa las "las luces y las sombras" de este aristócrata cacereño, que fue alcalde de la ciudad y presidente de la diputación provincial, al que su lealtad por la monarquía --primero en la persona de Alfonso XIII y más tarde en la de su hijo Juan de Borbón-- pesó siempre más que su adhesión al régimen franquista.

El libro, con el título Gonzalo López Montenegro. Un prócer cacereño , "es una biografía rigurosamente histórica" destaca el autor, quien ha contado para escribir el libro con el archivo personal y fotografías de la familia López-Montenegro.

El aristócrata fue alcalde y concejal en el Ayuntamiento de Cáceres en 1920 y 1921, respectivamente, y cesó en su cargo "a petición propia". Tres años más tarde, en 1924, inició el primero de sus tres mandatos en la diputación provincial --1924-1925, 1925-1930 y 1937-1938--. Si como responsable municipal propulsó la construcción de escuelas y patrocinó casas baratas, como presidente de la diputación cacereña "dio mucha importancia a la beneficencia e introdujo grandes innovaciones en el Hospital Provincial, donde levantó una sala de operaciones, habilitó nuevos servicios como el de puericultura y fue el responsable de la instalación de los rayos X". Su biografía también recoge que estableció viveros por toda la provincia y que durante su mandato se inauguraron el Gran Teatro y el palacio de Correos y Telégrafos.

Su carrera política acaba en el 38, "cuando fue cesado por el gobernador civil". A esta decisión, precedieron las visitas que López-Montenegro hacía a Juan de Borbón --asistió a su boda con María de las Mercedes en Roma-- durante su exilio en Estoril. "Lo visitaba con mucha frecuencia durante el franquismo, a pesar de las presiones políticas y de la prensa y cuando se enteraban en El Pardo, les sentaba como un tiro", cuenta Vaz-Romero.

También, en 1937, López-Montenegro escribió "un informe favorable en beneficio del alcalde socialista Antonio Canales, que estaba procesado" y que finalmente fue condenado y ejecutado. "Además --añade Vaz-Romero-- en 1965, en pleno franquismo, hace un discurso elogiando a don Juan en el monasterio de Guadalupe" en presencia de por los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía. "Este hombre era un monárquico convencido y fervoroso" y no cedió el palacio de los Golfines de Arriba, de su propiedad, "de motu propio ", sino cuando un comandante de Franco se lo pidió.

En cuanto a su personalidad, Vaz-Romero afirma que era un hombre ordenado, aficionado a los toros y amigo de toreros como Belmonte o Bombita, y coleccionista de arte. Estudió en Villafranca de los Barros, Salamanca y Deusto. Se casó con María Teresa Hurtado de Mendoza y Maldonado y no tuvieron hijos. "Ha sido un gran cacereño" con una biografía "semiolvidada", dice el autor.