Lucille es el nombre de la guitarra más famosa del célebre guitarrista y compositor de blues B. B King. Una noche, durante una actuación en Arkansas, se produjo un incendio en el local donde actuaba. El garito tuvo que ser desalojado y King salió a la calle, pero al darse cuenta de que se había dejado su guitarra dentro volvió a rescatarla. Estuvo a punto de morir. Cuando le dijeron que el fuego había sido provocado por dos hombres que se peleaban por una mujer llamada Lucille, B.B. King no lo dudó y bautizó a la guitarra con su nombre.

El jueves Leonor Flores, consejera de Cultura, no se subió al escenario de El Corral de las Cigüeñas porque si no luego la sacan en Youtube , pero sí cogió a Lucille , demostrando que para ella la música es una pasión y que sea con Raimundo Amador en La Bola (desgraciadamente RIP), o sea con B.B. King en El Corral, ella vive la música apasionadamente.

Tan apasionadamente que horas antes, en el Parlamento, ayudada por los consejeros José Luis Quintana y Eva María Pérez, había compuesto esta estrofa: "El dolor es como un bálsamo cuando se ataca el alma" , inspirada seguramente en ese lamento de los esclavos americanos del algodón o en esas composiciones doloridas que cantan al amor que se fue y que dieron origen al blues como una de las expresiones musicales más bellas de la historia.

Leonor llegó a Cáceres con 19 años. A principios de los 90 uno de sus grupos favoritos se llamaba Póker de Blues, de José Luis Naranjo, que tenían una canción que hablaba de la calle Pintores. El blues siempre ha sido uno de los géneros preferidos de Leonor, así que es normal que el jueves acudiera, con estrofa incluida, al estreno de la Asociación de Amigos del Blues, el nuevo colectivo que ha llenado de música nuestra ciudad este fin de semana.

En el acto vimos a Jesús Usón, José María Alegre, Miguel Escribano, Pedro Rodríguez, Ana Martín, Jaime Naranjo Junior, Isidro Timón y Pilar Mogollón. Nos han gustado todos los conciertos, en especial el de Los Reyes del K.O., el grupo de Marcos Coll y Adrián Costa, que empezaron a tocar en Santiago en 1993. Fueron juntos al mismo colegio, y pronto se dieron cuenta de que para el blues tenían el mismo feeling .

Es precisamente el feeling lo que asemeja al blues con Analogías , la exposición que Creaerte inauguró el jueves en Carpe Diem, el bar de José y Jaime Parodi, nacidos en Marruecos y que llegaron a Cáceres en los 70. Llevan 20 años en Doctor Fleming, primero en Zulú y Rocco y luego en el Carpe, local que han convertido en referencia.

Creaerte ha utilizado analogías para su calendario del 2010. La muestra consigue el feeling entre el autor y el espectador a través de objetos cotidianos: un grifo, unas espuelas... un derroche de imaginación que tanta falta hace y que llega de la mano de Dolores Rojo, José Antonio Caso, Choche , José Regidor, Chema González, Javier Remedios y Paco Movilla.

El sarao lo presidió la alcaldesa, Carmen Heras, que llegó con su jefe de gabinete, Javier Sevilla, que incluso sin afeitar sigue yendo como un pincel. También acudió Marcelina Elviro, que es forofa del Carpe Diem, pero también de La Fontana y el Macao.

Vimos a Paco Lobo, uno de los primeros promotores musicales que tuvo esta ciudad, y que montó, entre otras cosas, el Radio Carolina, un pub que estaba donde está ahora La Calle. Fueron el arquitecto Manolo Herrero, que es primo de Massiel, Hilario Bravo, Teresa Sancho, César David, Carmen Gómez...

Luego nos fuimos al NH Palacio de Oquendo, aunque tardaremos tiempo en acostumbrarnos a su nuevo nombre porque para todos sigue siendo el Meliá. Y es que la llegada de Meliá a Cáceres en 1991 fue toda una revolución, porque logró por entonces algo insólito: convertir un palacio en un hotel de calidad que atrajo a muchos turistas. Su primera directora fue Consuelo Garder, ¿se acuerdan?, que vino de Valencia y que era muy amiga de Antonio Ferrandis, Chanquete.

El jueves, la cadena NH reinauguró el establecimiento tras la remodelación que ha efectuado. Muy bonita aunque, la verdad, nos ha dado mucha pena ver como la barra de la cafetería ya no tiene las botellas verdes que tanto la adornaban. Vimos a Angel Valero, que nació en la Ronda del Carmen y que lleva en este hotel desde que se abrió. Se lo trajeron entonces de Palma de Mallorca y hasta ahora, que es primer maitre. Conocimos a Felisa Acedo, su directora.

Fuga de color

Estuvimos en el NH Palacio de Oquendo, aunque tardaremos tiempo en acostumbrarnos al nuevo nombre porque para todos sigue siendo el Meliá. Y es que la llegada de Meliá a Cáceres en 1991 fue una revolución, porque logró entonces algo insólito: convertir un palacio en un hotel de calidad que atrajo a muchos turistas. Su primera directora fue Consuelo Garder, ¿se acuerdan?, que vino de Valencia y era muy amiga de Antonio Ferrandis, Chanquete.

El jueves, la cadena NH reinauguró el hotel tras su remodelación. Muy bonita aunque, la verdad, nos ha dado mucha pena ver que la barra de la cafetería ya no tiene las botellas verdes que tanto la adornaban. Saludamos a Angel Valero, que nació en Ronda del Carmen y que lleva en el local desde que se abrió. Se lo trajeron entonces de Palma y hasta ahora, que es primer maitre. Conocimos a Felisa Acedo, la directora.

Tete Alejandre llegó a Cáceres a los 4 años cuando a su padre, Luis, que trabajaba en el Banco Hispanoamericano, lo trasladaron a la ciudad. Vivía en Cánovas, en una casa preciosa del 29, donde estaba José Luis Panadero. Estudió en el Licenciados, el Donoso Cortés y El Brocense. ¿Su pandilla?: Ricardo, Rafa, Violi, Curra, Teresa, Estela, Yolanda, Sasa, Ana... Iban a La Chicha, un bar que estaba en Santiago donde vendían Pistolas (botellas de vino blanco con naranja), vamos, calimocho.

Tete nos regaló el viernes Fuga de color , la exposición fotográfica que muestra en Cabeza de Ratón imágenes de calles llenas de colorido. Fueron Abigail, María José Muriel, Félix Pajares, José Ignacio Sánchez, director general de Infraestructuras, y su mujer Mariví... La fiesta posterior fue en Babel, donde Luis Casero pinchó discos. También pinchó Pepe Higuero, lo hizo con vinilos de su colección particular, que recopiló durante 30 años y que ahora, disfrutando de lleno de la profesión de la vida, mima como un tesoro.

Volvemos a casa y en nuestra cama tumbada está Lucille . Acariciamos sus líneas paralelas y de sus cuerdas sale una bella melodía, esa que dice que en Cáceres no hay hueco para el aburrimiento, aunque haya agoreros que opinen lo contrario.