Es uno de esos temas cíclicos, que se repiten una y otra vez, que son una idea plasmada en un dibujo, que se anuncian y a los que se da publicidad (eligiendo intencionadamente primero a un emisario y no a otro), pero que luego quedan en nada, en titulares que de tanto repetirse acaban por perder credibilidad. Ahora, inmersos en plena crisis por el coronavirus, se confirma la compra de la parcela del antiguo matadero de Cáceres por un grupo promotor que anuncia un gran espacio comercial en un terreno cuyo último uso permitido es el comercial. Es el tercer intento en este terreno y esperemos que esta vez sea el definitivo porque la ciudad necesita movimiento y no un nuevo plano para guardar.

Lo ocurrido con esta parcela de tres hectáreas es un ejemplo de todo lo que no se tiene que hacer. Ha sido un desatino de principio a fin. Se empezó muy mal desde el principio y después cada tentativa se ha encontrado enfrente a otros operadores que han intentado frenarla y que lo han conseguido.

Se empezó muy mal. La parcela era en gran parte pública y entonces estaba y lo sigue estando en un sitio estratégico para una actividad comercial. Pero cuando en 2003 el ayuntamiento la sacó a subasta excluyó los usos comerciales. El suelo era para equipamiento genérico, se podía hacer un centro de recreo, un hotel y hasta una iglesia, pero nada de comercial. El ayuntamiento debió entonces modificar el plan de urbanismo (darle a la parcela uso comercial que se sumase a los de ocio y recreo) y después sacarla a subasta. Con uso comercial hubiese recibido más ofertas para su compra y lo que es más importante: se hubiese ingresado más, un dinero que luego se podía reinvertir en la ciudad.

Pero no, la parcela salió con usos genéricos, excluyendo el comercial, y pasó lo que tenía que pasar: nadie pujó y hubo que hacer un nuevo procedimiento al que solo se presentó una oferta, de empresarios locales, que una vez adquirido el terreno buscaron un cambio en el plan de urbanismo para que el suelo tuviese usos comerciales. Ese primer intento fracasó. Y en el segundo se volvió a pedir lo mismo, un cambio del plan para incrementar los usos comerciales. A ambos le autorizó el ayuntamiento incorporar usos comerciales. Pero los dos se encontraron con la oposición de otros promotores y operadores.

El promotor que ahora ha comprado la parcela lo primero que está pidiendo es que se amplíe la edificabilidad comercial y en esta ocasión en unos porcentajes mayores. Se la ha dicho que sí por parte del ayuntamiento para no dificultar el proyecto. Pero con esa decisión lo que se está haciendo es incrementar el valor de un suelo que ahora es privado, por lo que tendrá que conllevar las correspondientes cesiones al ayuntamiento. Ahora se va a hacer lo que no se hizo en 2003, dar al suelo uso comercial pero cuando ya es privado. Este nuevo proyecto tiene posibilidades de salir, a la administración no le conviene que se pare. Esperemos que sea el penúltimo capítulo de esta historia cíclica.