Extremeña Sonora logra su objetivo de atraer al público a los locales de la noche cacereña para disfrutar de la música en directo. Malapata, la nueva banda liderada por Chufla (ex de Son de Secano), no defraudó en el estreno del pasado jueves en Mistura Brasileira, al completo para bailar con canciones marchosas al ritmo de ska.

En apenas hora y media de concierto, el grupo con raíces malpartideñas hizo vibrar a un público joven, deseoso de ver en escena a siete músicos que, con pocos meses de ensayos, han logrado un sonido que cumplió con creces. No era fácil lograrlo y lo consiguieron de sobra. Y es que Malapata logró debutar con buen pie. Gustó y mucho porque desde el primer minuto supo meterse al público en el bolsillo. De esa tarea ya se encargó Chufla, un maestro de la animación como ya ha demostrado en su paso por otras bandas cacereñas.

Letras divertidas, historias cotidianas de amor y anécdotas cantadas en el escenario convirtieron el estreno de Malapata en un buen comienzo para alcanzar mejores metas. Quizá el verano pueda darle la oportunidad de demostrarlo. Si Extremeña Sonora aspira a convertirse en una plataforma para nuevas formaciones, el jueves lo consiguió. Hubo detalles que gustaron y que, por momentos, recordaron a Son de Secano. El ritmo frenético, sin respiración, buenas guitarras y ese querencia por hacer de la música una fiesta en la que ningún espectador se quede sin disfrutar de la noche.

Malapata volvió a demostrar que la cantera musical cacereña es inagotable y merece más atención. Si Extremeña Sonora se queda en la anécdota, poco se habrá avanzado. Por este motivo, fue importante que el estreno de este grupo tuviera el respaldo del público. Ahora solo les falta seguir creciendo porque calidad no les falta. El festival en el que debutaron puede ser un buen trampolín. La versión final de Perro flaco , de Santiago Auserón, con la que se cerró el concierto, fue toda una demostración. Larga vida a Chufla y los suyos. Que Malapata no decaiga porque los escenarios les están esperando.