Inditex ha recuperado tras el verano el 90% de su nivel de ventas. En Cáceres, el comercio de proximidad se encuentra en torno al 30% en el mejor de los casos. Son comparaciones que lo dicen todo, y que evidencian que el sector tiene que encontrar el modo de salir adelante porque resulta crucial para la ciudad y para su mercado laboral (1,2 de cada 10 trabajadores están vinculados al comercio). El problema es que las tiendas no habían acabado de recuperarse de la anterior crisis cuando se vieron vapuleadas por la pandemia del covid-19. Y además arrastran una serie de debilidades que comienzan a enquistarse seriamente.

Desde hace años se escucha que el comercio local no tiene oferta suficiente, que no se actualiza, que no evoluciona... Parte de estas afirmaciones tienen que ver con el complejo de los cacereños por todo lo suyo, pero hay bastante de cierto en este caso. La oferta sí es amplia, pero no la profesionalización, la modernización, la unión ni la actitud para comerse el mundo.... Así lo explica Raúl Iglesias, secretario general de la Cámara de Cáceres, entidad que acaba de poner en marcha talleres ‘online’ gratuitos para mejorar la competitividad del comercio minorista de la provincia. La dinámica no puede ser más práctica: los autónomos, emprendedores, empleados y pymes han elegido los temas, y la Cámara se los pone directamente en bandeja.

Financiados por la UE y la Secretaría de Estado de Comercio, ya han comenzado a impartirse: ‘Asociacionismo y cooperación del comercio local’, en Cáceres capital y Valencia de Alcántara; ‘Tendencias y modelos de negocio para renovar el pequeño comercio’, en Coria y Trujillo-Miajadas; ‘Marketing y redes sociales para impulsar el comercio local’, en Moraleja y La Vera; y ‘Transformación digital del comercio’ en Navalmoral, Valle del Ambroz y Plasencia-Jerte.

El propósito que persigue la cámara con estas y otras iniciativas anteriores es tender hacia «un comercio mucho más fuerte, mucho más digitalizado y mucho más especializado», porque el covid «ha supuesto un mazazo para un sector que ya estaba tocado por un conjunto de problemas que vienen de largo», subraya Raúl Iglesias. ¿Pero cuáles son estos lastres? El secretario de la Cámara les pone nombres y posibles soluciones.

DETRÁS DE LAS FRANQUICIAS

Las primeras franquicias llegaron al entorno de Pintores. Ya mostraron entonces su doble cara: beneficiaban claramente a las tiendas cercanas, pero en general suponían una fuerte competencia al comercio local. Su política de precios imposibles de igualar por su capacidad de compra, sus horarios y sus estrategias agresivas (rebajas, promociones...) se manifestaron ampliamente con la apertura del Centro Comercial Ruta de la Plata, que fue el primer golpe duro al sector local. Desde entonces, las franquicias han multiplicado su desembarco y son omnipresentes en Cáceres.

«Pero el pequeño comercio también tiene que entonar en cierto modo el ‘mea culpa’, porque no ha sabido adaptarse para competir con ellas. No ha explotado una de sus principales herramientas, su especialización, con un trato mucho más personal y cercano que el que puede dispensar una franquicia», lamenta Raúl Iglesias.

FALTA UNIÓN Y COOPERACIÓN

Y no lo ha hecho porque al comercio de la capital y de toda la provincia « le falta aprender a vender como uno solo, a dejar el individualismo, a olvidar que el que está al lado es la competencia, y a entender que la cooperación resulta vital», destaca el secretario de la Cámara. Esto lo ha entendido mucho mejor la hostelería: bares de la misma zona saben que atraen a un público conjunto y hasta se unen para lanzar jornadas de tapas o promociones en periodos especiales (ferias, Navidad...). «El comercio de Cáceres debería ser precisamente el comercio de Cáceres: llevar estrategias comunes, la misma política de precios, incluso organizarse por sectores en una central de compras para ofrecer precios más competitivos. No hay otra manera de ganar fuerza», señala el profesional. Por contra, si cada cual sigue poniendo las rebajas cuando le parece, si los horarios no coinciden y las estrategias son dispares, «la evolución siempre será más complicada».

Hay dos ejemplos de esta falta importante de cooperación. El comercio local no tiene unos horarios comunes para la tarde del sábado, o el domingo, de modo que el público no se arriesga a acudir al centro sin saber cuál estará abierto. «Es un tema muy complejo porque hablamos de pequeños negocios con uno o dos trabajadores que por supuesto deben descansar. Pero si se quiere competir con las grandes superficies, quizás habría que buscar alguna vía, aunque repito que resulta complicado», señala Raúl Iglesias.

El segundo ejemplo es ‘www.caceresdigital.es’, la plataforma creada por la Cámara en 2018 para ser la mayor comunidad virtual de empresas y autónomos de la provincia en la venta por internet, con todas las facilidades. Y aunque muchos negocios han mostrado interés durante la pandemia por incorporarse, ante la dificultad de la venta directa, el número aún ronda el centenar. «Tenía que haber ya unos 2.000 o 3.000 comercios que generaran miles de referencias para que la plataforma se retroalimentara sola», indican desde la Cámara, que prepara otra acción formativa para ayudarles en todos los pasos.

RECELO A ACTUALIZARSE

Y es que el comercio cacereño adolece de un interés efectivo por adaptarse y profesionalizarse. Por supuesto no se puede generalizar, pero los foros, cursos, jornadas, seminarios y talleres de formación que se organizan desde distintos ámbitos no cubren sus plazas, más bien cuesta sacarlos adelante.

El autónomo, mayoría en el sector, está realmente ocupado y quizá por ello no repara en esta necesidad de renovación, pero también es cierto que cuando a un comerciante con tres décadas de experiencia se le dice que debe reciclarse, «parece que les estás ofendiendo, y de ningún modo es así, la formación continua se da actualmente en muchos sectores», sostiene el secretario general de la Cámara de Cáceres.

DIGITALIZACIÓN: UNA RÉMORA

Y así se explica otro de los principales lastres del comercio cacereño: Muchas tiendas están lejos de tener un nivel de digitalización medio, según reconocen desde la Cámara. Hoy día resulta muy conveniente una gestión digital que permita disponer de un almacén organizado, de modo que el titular pueda saber al instante qué artículos tiene, qué tallas faltan, qué productos se han vendido más, cuáles no merece la pena volver a traer, y por tanto dirigir mejor su oferta... Y aunque muchos comerciantes piensen que todo esto lo tienen en la cabeza, «de cara al cliente se mejora y agiliza la atención, por no hablar de la imagen y la confianza que se transmite», matiza Raúl Iglesias.

Pero además, la venta por internet ya se ha convertido en un paso necesario. «No es para nada incompatible con el comercio tradicional, con la cercanía, con la proximidad...». A veces la pequeña tienda alega que no puede competir con las grandes plataformas, «pero no lo necesita, solo tiene que utilizar las nuevas herramientas para hacerse ver en su nicho de negocio, subir solo las ofertas o lo que le interese, y de este modo también atraer al cliente a su local».

SIN RELEVO NO HAY EMPUJE

Un buen número de comerciantes saben que su negocio morirá con su jubilación, después de una vida entera luchando por su supervivencia. Sin nadie que les suceda, porque el comercio no siempre es la primera opción de los hijos, el interés por actualizarse pierde fuelle a medida que se cumplen años. «Lo primero que quiere cualquier empresario, más que ganancias y visibilidad, es que su negocio perdure, y si eso no está claro, viene la falta de digitalización, de estrategias de marketing...».

BINOMIO COMPRAS-TURISMO

Cáceres registra más de 400.000 turistas anuales. Otros municipios con recursos históricos como Santiago han logrado aprovechar esta afluencia para ‘meterla’ en las tiendas. Sin embargo, en Cáceres aún no acaba de cuajar. El binomio compras-turismo solo funciona con los locales de alimentos gourmet, «pero podría lograrse con una mayor colaboración entre los negocios, por ejemplo, si unos entregan vales descuentos para acudir a otros», plantea Iglesias, quien recuerda que el comercio mantiene vivos los cascos históricos.

ARRIENDOS POR LAS NUBES

En el orden de problemas del comercio del centro, el alto coste de los alquileres de los locales se disputa el primer puesto. «Determinadas zonas como el eje San Pedro-Pintores de Cáceres, la calle del Sol en Plasencia, o Antonio Concha en Navalmoral, tienen precios fuera de mercado», subrayan desde la Cámara. En consecuencia, los negocios no aguantan (menos en la pandemia) y existen establecimientos cerrados que dan mala imagen al entorno. «Si este asunto no se puede regular, las instituciones deberían buscar fórmulas, quizás a través de bonificaciones en el IBI o en otros impuestos, que alienten la bajada de precios», propone Raúl Iglesias.