La polémica ha vuelto a la calle Paneras. El inicio de las obras para realizar la canalización del gas natural reabrió ayer el conflicto con los comerciantes, que ya en octubre obligaron a aplazarlas ante los perjuicios que iban a suponer para sus negocios si se ejecutaban en temporada alta para el turismo. Ayer por la tarde, la apertura de la zanja con un dúmper impidió que cuatro comercios pudieran abrir sus puertas, por lo que los empresarios reclaman ser indemnizados.

El resto de las tiendas también se resintieron por el comienzo de los trabajos puesto que la calle permaneció cortada al tránsito peatonal toda la tarde, lo que impedía el acceso del público a los establecimientos que sí estaban abiertos.

DESACUERDO Uno de los empresarios afectados, Julián Bravo de Tienda Vaquera, aseguró que, cuando llegaron a un acuerdo con la empresa Gas Extremadura para fijar la fecha idónea para ejecutar las obras, en ningún momento se les informó que no podrían abrir sus negocios.

Las máquinas impedían literalmente el acceso a su local e incluso el paso de la gente por la calle. "¿Esto quién nos lo paga?", espetó el comerciante al responsable de la constructora que ejecuta los trabajos que se personó en el lugar para hablar con los empresarios y quien explicó que no había otra forma para ejecutar las obras.

Los comerciantes solicitaron que se adaptaran los trabajos a los horarios de cierre de los establecimientos para causar el menor daño posible y, de hecho, la empresa ha modificado los turnos de trabajo de los operarios para ajustarse más a sus peticiones. "Podrían haberla hecho en domingo, como hacen en otras ciudades", afirmó uno de los comerciantes.

El concejal de Infraestructuras, Miguel López, lamentó los quebrantos que padecen los empresarios, pero consideró que las molestias son "inevitables". "Sentimos en el alma que se les causen problemas, pero hay que comprenderlo porque las obras son necesarias y entre todos tenemos que esforzarnos", dijo.

López recordó que el ayuntamiento había intervenido para mediar en la polémica anterior y que se acordó un plan de trabajo. Los empresarios de la zona protestaron el 10 de octubre porque estaba previsto que las obras se iniciaran antes del puente del día 12, en plena campaña turística, y solicitaron que se aplazaran hasta después del puente de Todos los Santos. Su demanda fue escuchada pero los trastornos siguen siendo motivo de polémica. Las obras durarán como mínimo tres días.