Me van a llamar abuelo cebolleta pero es que hoy me ha venido a la memoria el Bar Epi, un garito que estaba en la calle Camberos y que echó a andar en 1982, coincidiendo con el Mundial de España. El Epi abrió vendiendo chatos de vino de pitarra a 25 pesetas y cervezas de litro por 125, si devolvías el casco te entregaban cinco duros. La vida transcurría tranquila en el Epi hasta que Cáceres descubrió el Womad y se convirtió en la imbatible ciudad de la movida. Así comenzó la escalada de este bar desde primera hora hasta la madrugada: los tunos de la Facultad de Derecho, las chicas de la Laboral, que llegaban en torno a la seis de la tarde, y los jóvenes que acudían a jugar al duro con chupitos de cerveza. El Epi tenía tanto éxito que los clientes ofrecieron hacer una peña del Cacereño: la Peña del Escuadrón Verdiblanco, que fundaron Roberto y sus amigos, que eran clientes habituales. Del Epi salió igualmente un equipillo de fútbol sala que jugaba los campeonatos en las pistas de Moctezuma con Willy, Porcel, Pedro, Antonio, Tinín, los Melli (Joaquín y José Luis) y Quini, que era hijo del dueño.

Qué tiempos aquellos de Cáceres y qué tiempos estos de Malpartida, que nos está ganando la partida porque, ahora, si quieres pasarlo bien, tienes que irte al pueblo del que Alfredo Aguilera es alcalde. Recordamos con añoranza esos años en los que Cáceres era capital verdadera de la cultura y ahora vemos con envidia a los malpartideños. Es espectacular la exposición ‘Sin, sobre, tras la pintura’ (comisariada por Javier Remedios) del pintor José Manuel Ciria (Manchester, 1960) que ha hecho del municipio un museo de arte contemporáneo con 44 obras repartidas en Los Barruecos, el casco urbano y el Museo Vostell. Ahora los de Malpartida van a abrir el Museo Narbón, Jesús Custodio ha inaugurado el centro cultural El Lavadero, la oferta artística de Casa Bernabé es maravillosa, y Sara y Luis no solo tienen su tienda herbolario La Trementina, también su propia marca de productos ecológicos (Dehesia). Por cierto, qué bien se come en esa plaza de Malpartida y eso que solo tienen 4.195 habitantes, pero con tanta fuerza y con tanto empeño que nos hacen sombra. Eso sí, aquí tenemos Cánovas arriba, Cánovas abajo. En fin....

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