Por qué hay una judería vieja y nueva?, ¿cuáles son sus peculiaridades?, ¿qué legado dejaron los judíos en Cáceres?... Son algunas de las respuestas que esperaban quienes ayer se sumaron a la visita guiada por las dos juderías de la ciudad, dentro de las actividades de la XII Jornada Europea de la Cultura Judía, con las que Cáceres se suma a la iniciativa de otros 20 enclaves españoles con los que comparte el legado de un pasado sefardí. Además de las rutas, ayer era día de puertas abiertas en espacios como el Baluarte de los Pozos, el palacio de la Isla o la Torre de Bujaco.

La ruta se inició puntual, a las 10.30 horas, distribuyendo en tres grupos al numeroso público que se acercó al punto de partida, en las escaleras del ayuntamiento. Cerca de 200 personas. Y eso que la mañana amenazaba lluvia e incluso esta hizo acto de presencia en forma de gotas finas durante el recorrido.

Primera parada, la maqueta de la ciudad monumental situada en el vestíbulo de la sede del Patronato de Turismo, en el palacio de Carvajal. Allí los visitantes, la mayor parte de ellos cacereños, recibieron las primeras indicaciones de la ruta.

A 100 metros, nueva parada. Palacio de los Golfines, sede actual de la diputación. "Este era el palacio en el que se alojaba Isabel la Católica cuando visitaba la ciudad porque era el palacio de su camarero", explicó el guía, señalando el escudo de los Reyes Católicos que se puede ver en la fachada. "Hay que recordar, que fue Isabel la Católica quien expulsó a los judíos de la península en el año 1492", dijo.

Y de ahí rumbo a la judería vieja, pasando por el callejón de Don Alvaro, la puerta de inicio de este barrio, que ahora lleva el nombre de San Antonio y que "se apellida de la Quebrada", explicó el guía sobre el sobrenombre con el que se conoce la zona por el sinuoso entramado y juego de pendientes.

DE SAN ANTONIO A RIOS VERDES "Los judíos vivieron en esta zona hasta el año 1477, cuando se les expulsó de aquí", contó el experto. De ahí se trasladaron fuera de la muralla, al otro lado de la ciudad, donde levantaron la judería nueva, de la que se conserva la sinagoga del palacio de la Isla y el entramado sinuoso de calles de sus alrededores, como la de La Cruz, Paneras o Ríos Verdes.

Los visitantes, muchos de ellos niños, siguieron al guía, que pasó inicialmente de largo por la iglesia de San Antonio, construida sobre la antigua sinagoga de la primera judería de la ciudad. El destino era una pequeña corrala que pasa inadvertida al fondo del callejón que sale de un lateral del adarve del Cristo. Tras esa parada, las dos joyas de la judería vieja: la iglesia de San Antonio y el Baluarte de los Pozos, punto de encuentro de todos los grupos antes de finalizar el recorrido en la judería nueva y el olivar, un espacio verde que marcaba el final del barrio judío.

"Tenemos una ciudad muy peculiar con dos juderías y hay que potenciar el turismo y también el conocimiento que los cacereños tienen de su ciudad", señaló el concejal de Turismo, Jorge Suárez, sobre el sentido de esta jornada dedicada a la impronta sefardí de Cáceres.