Ocurrió en la madrugada del sábado al domingo en las traseras del hotel Casa Don Fernando, en la calle de la Cruz, junto a la plaza Mayor. "Debió de pensar bien qué material utilizaba porque quedó impreso en la fachada", explicaba ayer, visiblemente molesto, el director del establecimiento, Jesús Bravo, una víctima más de los actos vandálicos de los grafiteros en locales del casco histórico, que ayer acudió a comisaría a presentar una denuncia.

Aunque el ayuntamiento se comprometió hace menos de un mes a intensificar la vigilancia, los hechos superan a las intenciones. Un vistazo ayer por el entorno de la plaza Mayor volvía a poner de manifiesto que se ha convertido en objetivo fácil para los grafiteros, que aparecen con nuevas firmas, afeando aún más una zona ya bastante castigada.

El caso del hotel Casa Don Fernando supone una vuelta de tuerca. Los autores pintaron esta vez sobre acero, lo que obligará al establecimiento a asumir los gastos de la limpieza, "muy costosos" según Bravo, al que la solución de instalar cámaras no le parece viable. "Las destrozarían", respondió ante esta posibilidad en la Cruz, una de las vías menos transitadas cerca de la plaza.

En cualquier caso, el o los responsables se atrevieron a manchar la fachada sin importarles que pudieran ser vistos. La pintada, perfectamente legible, decía: "la revolución consiste en mirar una rosa hasta que se te pulvericen los ojos". A su autor la intención se le perdió ensuciando.