El currículo de Manuel Gahete, al margen de cualquier tópico, es realmente impresionante. Está vinculado a 46 entidades sociales, culturales y literarias. Ha publicado una decena de ensayos y críticas, otras tantas investigaciones históricas, numerosos trabajos de prosa, teatro y literatura infantil, y una extensa obra poética ya traducida a cinco idiomas. Ganador de un sin fin de galardones, Manuel Gahete, doctor en Filosofía y Letras, catedrático y actualmente jefe del Area de Cultura de la Fundación Cajasur y director de publicaciones de su obra social y cultural, ofrece el día 26 el pregón del 400 aniversario de la talla del Nazareno.

--Hay pocas cosas tan cacereñas como el Nazareno, y es cierto que solo en la ciudad se conoce ese sentimiento íntimo, esa devoción que despierta entre miles de personas. Y he aquí un Cordobés que resulta elegido para el principal acto de los últimos siglos de la cofradía más veterana...

--Cáceres es como una madre para mí, le debo a la ciudad un poco o un mucho de lo que soy, porque allí renací a la vida, aquella etapa me marcó. Yo nací en Fuente Obejuna (Córdoba), donde los niños íbamos al convento de los franciscanos a jugar a baloncesto. Cuanto los frailes tuvieron que marcharse, porque no tenían recursos, el padre Pacífico decidió llevarnos a cinco chicos a su nuevo destino, el colegio San Antonio de Cáceres. Me trasladé en el año 1961, no era ni adolescente y en esa ciudad me cambió la voz y el cuerpo, viví unos años intensos, fue una época febril, tengo recuerdos magníficos.

--¿Cuáles le han quedado grabados con mayor intensidad de aquel Cáceres de los años 60?

--Primero, el carácter estricto de los franciscanos, más incluso que en lo religioso, en lo académico. Tenían muy claro el concepto de cómo debían formarnos, era rígidos, nos llevaban mucho control y si fallabas en los estudios te dejaban sin fines de semana o vacaciones. Menos mal que yo no tuve problemas durante los años que estuve allí, estudiando Bachillerato y COU. Pero también recuerdo el trato con las chicas, el despertar sexual de los que estábamos en el colegio. Y sobre todo me tenían absolutamente encandilado aquellas calles antiguas, medievales, en las que me sentaba a leer y en las que ya escribía poemas. He dedicado tantas horas a pasear por ellas... Muchos años después me siento muy arraigado a Cáceres, a esa forma de pensar, de sentir, de ser, a ese paisaje y esa mentalidad de los cacereños. En mis trabajos, en mis conferencias, siempre hago alusión a mi adolescencia embarcada allí, es una gran referencia en mi vida. Cuando he vuelto con mi familia a visitar la ciudad y el colegio San Antonio, me ha sentido henchido de emoción.

--Y un día, de repente, la propuesta del pregón le llegó por sorpresa. Dicen que le tiene preocupado y ocupado...

--Nunca he perdido la relación con Cáceres, he seguido en contacto con el padre Pacífico hasta su fallecimiento, y a través del teléfono y las cartas, con algunos compañeros del colegio con los que entablé una amistad profunda, como el médico y poeta Basilio Sánchez, el profesor José Luis Bernal o Santos Benítez, vicemayordomo de la cofradía del Nazareno, quien me invitó a dar el pregón. Es un compromiso brutal el que me ha caído sobre las espaldas, porque aunque me considero un hombre religioso, pertenezco a la cofradía de la Misericordia de Fuente Obejuna y he ofrecido ya algunos pregones, no participo intensamente del mundo cofradiero, pero ahí estoy, ocupado en el asunto. Cuando un amigo me pide algo, lo dejo todo y me pongo manos a la obra. Me hace mucha ilusión, pero me da mucho respeto. Siento una mezcla de cariño, satisfacción, emoción, miedo y vértigo.

--Al margen del sentimiento religioso, no se trata de cualquier imagen, de modo que tampoco será un pregón fácil...

--Ya en el colegio realicé un estudio sobre la iglesia de Santiago de los Caballeros, y tengo en la memoria aquella imagen... Es la mejor obra de Tomás de la Huerta, la que le dio más predicamento, por la que fue reconocido. Cuatrocientos años después, su valor es incalculable, pero sobre todo el cuño religioso y de emoción que desprende entre los cacereños y en todos los que lo ven. Esa cara de agonía pero a la vez de humanidad, ese semblante de Dios que no reniega de la humanidad del hombre... Al parecer el rostro pudo ser copiado de una persona en trance de muerte, cuyo dolor reflejó el escultor en la talla del Nazareno. Hablaré de ello en el pregón, de su historia y de sus leyendas, del mundo cofradiero que conocí durante mi experiencia en Cáceres, del espíritu generoso y altruista que identifica a los cofrades, del trasfondo humano de su labor, y todo con un poco de poesía, porque no pretendo aburrir a la concurrencia con un rollo puramente teórico. Ahí estoy, ya lo voy perfilando.

¿Conoce la Pasión cacereña?

--Me interesa bastante la Semana Santa en general por su carácter antropológico, religioso y humano. La cacereña en concreto la viví de joven a través de mis compañeros y amigos del colegio, que me acercaron a ese movimiento cofrade. Descubrí una gran sensibilidad, se respira con gran aliento, con gran fuerza.

NACIO FUENTE OBEJUNA (CORDOBA), EN EL AÑO 1957

TRAYECTORIA LLEGO AL COLEGIO SAN ANTONIO DE LA MANO DEL PADRE PACIFICO, DONDE ESTUDIO HASTA IR A LA UNIVERSIDAD. ES DOCTOR EN FILOSOFIA Y LETRAS, ESCRITOR, ENSAYISTA, CRITICO, ARTICULISTA Y TRADUCTOR. DIRIGE EL AREA CULTURAL DE CAJA SUR.